El recorrido por el este y centro de Bali se caracteriza por sus templos, arrozales y por poder ver la verdadera y caótica Bali, y no sólo la parte turística.
Conduciendo hacia el Este
Después de dos semanas en Indonesia ya tenía claro que moverse por el país no se caracteriza por la inmediatez, peor en Bali quizá es aún más complicada la circulación que en Java. Las carreteras son casi en su totalidad muy estrechas y en malas condiciones, el tráfico es muy, muy intenso y, literalmente, ¡puedes encontrarte de todo! Gente trabajando, no boquetes y montañas de trozos de asfalto, escopetas, cena a domicilio…
Por eso, después de bajar de Gunung Batur, nos llevó bastante tiempo llegar a Candidasa en coche. Paramos para visitar el que supuestamente es el templo más importante de Bali, Pura Besakih, y a comprar algunas frutas en uno de los coloridos puestos que hay en los pueblos.
Victoriosos en el regateo, continuamos directos hasta nuestro destino. Como llegamos ya casi poniéndose el sol (sobre las 18.00) decidimos tomarnos el resto de la tarde de relax ya que el hostal era cómodo y tranquilo (y baratillo, 350.000 IDR – 23€ entre los tres).
Aproveché ese tiempo libre para planificar el itinerario, ruta y guías para el trekking del Gunung Rinjani que queríamos hacer Goizeder y yo la siguiente semana. Una vez más, tuvimos mala suerte con la conexión WiFi y resultó muy largo comprar los billetes de Bali a Lombok, comunicarme con los guías, etc. Pero al final, pudimos dejar todo bien atado (¡ahora esperemos que nuestras piernas lo aguanten!)
Al día siguiente, teníamos claro lo que queríamos: ya que estábamos en Bali y es tan famosa por sus playas, había llegado el momento de tirarnos unas cuantas horas en una de ellas. Por eso habíamos elegido Candidasa para pasar la noche, porque está cerca de Pasir Putih (la Playa de los Sueños), una de las mejor valoradas y menos abarrotadas de la isla.
La playa está bien… es relativamente tranquila (salvo los guays de playa que se llevan su macroaltavoz para poner reggae y pretender que viven con el flow) y no tiene mucho edificio. Hay, eso sí, bastante chiringuito de Nasi Goreng, masajes y por el estilo con el objetivo de atraer a los bule.
No es por despreciar las playas de la tan famosa y supuestamente idílica Bali, pero todas las playas que he visto estos días me han dejado un poco decepcionado cuando las comparo con las de Galicia. Sí, el Océano Índico es calentito (no tanto como el Mediterráneo) y las playas son bonitas, pero mi querida Praia de Barra, por citar un ejemplo, no tiene nada que envidiar a las de Bali. Desde luego esta es simplemente mi humilde opinión, ya que hasta el día de hoy, solamente la Pink Sands Beach en la isla de Eleuthera en las Bahamas ha conseguido sorprenderme de verdad.
Estaba claro que yo no había venido a Indonesia buscando playa. Después del descanso en Pasir Putih, seguimos conduciendo hasta Ubud, uno de los núcleos neurálgicos y con más vida de la isla. Por el camino paramos en Semara Pura para visitar el Palacio de Klungklung y aprender cómo fue el final de uno de los antiguos reinos más importantes de Bali.
Ubud y sus alrededores
Llegamos a Ubud bastante tarde para encontrarnos cara a cara con el caos que es. La circulación es imposible y la gente parece reproducirse por esporas a cada segundo. Cuando por fin encontramos nuestro barato alojamiento (200.000 IDR – 14 € para 3 personas) , dejamos las cosas y nos fuimos a patear un poco el centro.
La ciudad es muy viva, llena de tiendas, alojamientos, restaurantes de todo tipo… Está hecha a medida para el turista, pero he de decir que tiene su encanto, aunque ver más turistas que indonesios era algo nuevo para mí. A pesar de todo esto, la he disfrutado y no es un mal sitio para quedarse un par de días ya que su ubicación permite visitar muchas cosas sin desplazarse demasiados kilómetros (pero hay que recordar la falta de proporcionalidad entre kilómetros y tiempo en Indonesia…)
Bien descansados, empezamos el día paseando por el Mandala Wisata Wanara Wana (El Bosque Santuario de los Monos), un preciosos retiro estilo jungla en el centro de la ciudad donde viven varios cientos de Macacos Balineses con los que puedes, en función de tu suerte y de cómo se hayan levantado, interactuar.
Además, hay una serie de pequeños templos que hacen que el lugar parezca totalmente un santuario olvidado de una antigua civilización. El recorrido se hace de forma libre, paseando sin ningún tipo de problema por todas las zonas del parque, viendo a todos los macacos en sus diferentes facetas.
Estos bichos son muy listos. Cuando estaba jugueteando con uno que parecía muy manso, apareció otro por detrás sin previo aviso para atacar mi mochila (para conseguir comida, claro, se las saben todas) y entonces el primero me agarró para que no me marchase y hasta me echó los dientes! Demasiado pillos me parece a mí.
Por la tarde nos acercamos a Tampaksiring, donde está el más impresionante monumento ancestro de Bali. Ya en Ubud, nos juntamos para cenar con una amiga de Olaia y unos amigos suyos de Canadá y Sudáfrica en La Pacha Mama, un curioso restaurante que adapta la comida mexicana un poco al estilo indonesio, y con música en directo. ¡Muy recomendable!
Nuestro último día en la zona de Ubud comenzó visitando el templo de Pura Ulun Danu Bratan. De ahí nos dirigimos al sur para pasear por las famosas terrazas de arroz de Jatiluwih, protegidas por la Unesco.
Me gustaron más las que visité hace dos semanas en Cianjur, en Java (puede que por no estar nada explotados turísticamente), pero estos también merecen una visita por ver la inmensidad de su alcance. ¡Arroz para toda la nación!
Desde los campos de arroz, bajamos hacia el sur para dormir en Kerobokan, cerca del aeropuerto, ya que mañana Olaia se va a las Islas Gili (junto a Lombok) y Goizeder y yo a Lombok para subir a Gunung Rinjani!
¡Me espera allí la última etapa de este viaje!
¡Qué suerte tenemos, Mario! Estamos viviendo un viaje «virtual» gracias a ti. Sigue disfrutando. Un fuerte abrazo pamplonica
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Desgraciadamente el viaje se acaba. A ver si la última etapa os gusta igualmente!
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Parece que Bali no te está sorprendiendo tanta como Java. A veces los lugares con tanta fama han perdido su esencia porque se adaptan al turista occidental…Cosas de la globalización.
Disfruta de tu última semana y sigue contándonos tus aventuras a los que no nos hemos podido mover de casa. Besicos
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Las tres islas por las que he pasado me han gustado, son diferentes, pero sí es cierto que en Bali (aunque está muy buen) es más difícil encontrar la «Bali real» y no la diseñada para los de fuera…
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Ufff¡¡¡ caramba con los macacos¡¡¡¡ …Maria dijo que eras muy atrevido que te pueden llegar a arrancar las orejas de un mordisco ajaj..
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Veo que te lo sigues pasando genial, envidiable todo excepto los macacos de los que no me fiaría ni un pelo. Parece que Bali está más dirigido al turismo que Java, o al menos esa es la sensación que saco.
Disfruta mucho en la recta final.
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En Bali hay mucho más postureo, pero rebuscando se puede encontrar la parte genuina de la isla 😉
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Estos están acostumbrados a la gente… ¡lo que les interesa es lo que está dentro de las mochilas!
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A mí me ha parecido espectacular todo lo que has mostrado.Menuda aventura!! Menudos paisajes! Menudas playas!! Que chulo!! Sigue disfrutando lo que queda!Un abrazo fuerte!!
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Te encantaría esto… ¡antes de decirte hola ya te están sirviendo un té!
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Ay los rafikis… ♥️ Quiero vivir en esos arrozales!
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Lo malo de este arroz es que para prepararlo bien bien necesita cocción muy lenta. Fuera de los arrozales, en Bali, hay demasiado «poser» a veces 😉
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