Subida a la imponente Peña Ezkaurre (2045 m) en el Valle de Zuriza, un privilegiado pico por sus vistas, e interesante por su curiosa ubicación en la línea fronteriza entre Navarra y Aragón.
Información del Recorrido
- Duración: 5 horas (09 de abril)
- Zonas Visitadas: Pirineo Navarro, Pirineo Aragonés, Valle de Zuriza, Collado de Argibiela, Peña Ezkaurre
- Kilómetros Recorridos: 7,5 kilómetros (ida y vuelta)
- Desnivel Total Acumulado: 800 metros de subida y 800 metros de bajada
- Puntos de Altitud Máxima y Mínima: 2045 m / 1290 m
Resumen de la Ruta
Aprovechando la escasez de nieve de este año (temporada 2010-2011) aproveché para organizar la subida al que ha sido «mi primer dosmil»: la Peña Ezkaurre.
Existen dos itinerarios típicos para abordar esta ascensión: desde Isaba (la ruta larga) o desde el Collado de Argibiela (la ruta corta y la que finalmente realizamos). Para llegar al punto de inicio hay también dos posibilidades: la ruta del Valle de Roncal (la mejor viniendo de Pamplona) y la del Valle de Hecho (la mejor viniendo de la zona de Jaca).En nuestro caso, salimos de Pamplona, por lo que fuimos hasta Isaba y, pasando el pueblo, continuamos por la carretera NA-140 en dirección Francia hasta el desvío a la derecha a pocos kilómetros (señalizado con Zuriza) que nos permite coger la NA-2000 hasta nuestro destino.
Un par de kilómetros antes de llegar al camping de Zuriza, nos encontraremos con un gran letrero que indica la entrada en la Comunidad de Aragón. Es justo ahí donde debemos buscar un hueco para el coche ya que es el punto de inicio de la ruta.
Mientras caminamos hacia la cima, atravesaremos en primer lugar un bosque de hayas hasta llegar a un claro que nos da la primera perspectiva real de la cima. Desde aquí, la subida se complica por el terreno y la inclinación de la pendiente. Una vez arriba, llegamos al punto geodésico y nos dirigimos al barranco para flipar con las vistas del Pirineo Navarro-Aragonés.
El Itinerario Paso a Paso
Dejamos el coche en el Collado de Argibiela. Es fácil encontrar el acceso a la ruta desde la carretera ya que coincide con un tramo de la GR-11, por lo que está perfectamente indicado y señalizado.
Empezamos a andar siguiendo esta pista claramente marcada que va bordeando la Punta Abizondo por territorio aragonés, dándonos a nuestro paso una perfecta vista del pequeño poblado de Zuriza.
Pocos minutos después, se aparece delante de nosotros la majestuosidad de la mole rocosa que conforma la Peña Ezkaurre. Es tal el desnivel que se presenta ante nuestros ojos que la idea de plantarnos en la cima parece casi una historia de ciencia ficción.
A medida que caminamos, empezamos a adentrarnos en un hayedo que cambia el paisaje por completo y también la pendiente, pues se hace bastante más pronunciada. Aparece así la necesidad de una buena hidratación continua (a pesar de ser principios de abril, en el Pirineo y a esas altitudes, la temperatura rondaba los 20ºC).
Poco más de 2 km después del inicio de la caminata, salimos del bosque y llegamos al Collado de Abizondo (a unos 1620 m de altitud, aproximadamente). Aquí nuestro equipo se divide, pues no resulta difícil sucumbir ante la imponente pala que nos separa de la cima (tras la ruta, y como buen matemático, calculé la inclinación media de este trozo y es de aproximadamente 25º, superando en algún tramo los 35º).
No solo es la inclinación el problema, si no que el terreno tiene bastantes piedras sueltas, lo que incrementa la dificultad y la peligrosidad.
Los que no queremos quedarnos con las ganas, nos apretamos bien las botas y empezamos a subir… A medida que avanzamos cuesta arriba, las vistas empiezan a mejorar y al alcanzar la cota de los 1900 metros, la inclinación se relaja bastante, haciendo más ameno y tranquilo los últimos 150 metros de ascenso.
Debido a las altitudes ya importantes a las que estamos, nos encontramos a nuestro paso con algún que otro nievero residual que rompe con el paisaje de piedra, verde y arbusto, dando un toque diferente al color de la imagen.
Diez minutos después estábamos ya en la cima, adornada por varios montones de hitos y por un vértice geodésico.
Las vistas desde aquí dejan sin aliento. Se puede distinguir perfectamente el Ori, el Pic D’Anie, el Txamantxoia, la Mesa de los Tres Reyes, el Petretxema, el Atxerito…
Si continuamos hasta donde cae el barranco en la esquina este, podremos admirar el Espelunga y, detrás al fondo, la grandeza del Castillo D’Acher, que se alza ante nuestros ojos dominando a lo alto el horizonte.
Después de más de una hora disfrutando de la cima, nos dispusimos a iniciar el descenso por el mismo sitio por el que habíamos subido pero atravesando uno de los nieveros para dejar huella de nuestro paso por la Peña Ezkaurre.
La bajada se hizo aún más dura que la subida si cabe. Siempre he preferido subir que bajar, requiere más esfuerzo físico pero las rodillas sufren bastante menos. En este caso, había bastantes piedras sueltas, por lo que teníamos que dejar espacio entre unos y otros e ir con cuidado para no soltar piedras que pudiesen golpear a quienes iban por delante. La fuerte pendiente quedará grabada para siempre en nuestro cerebro.
Tras bajar la pala, nos reunimos con el resto del grupo y nos adentramos en el bosque para terminar la ruta y volver al coche con la satisfacción completa de haber coronado un dosmil en toda regla.

Peña Ezkaurre: ¡check!
¡Esta ruta ha sido alucinante y ha supuesto un reto conseguido, un antes y un después! Mis ganas de seguir descubriendo la montaña en todas sus formas (esquí, trekking, senderismo…) y por todo el mundo sigue aumentando.