Fort William es un estupendo emplazamiento, muy cómodo para amantes de la naturaleza que se dirijan a las Highlands verdaderas. Además, viniendo del sur, se puede combinar con varias paradas de lo más interesantes.
El camino desde Edimburgo hasta Fort William (la puerta de las Highlands) no es un camino para olvidar. Además de sus increíbles paisajes, hay varios puntos de interés que merecen una parada para estirar las piernas y deleitarse con lo que Escocia puede ofrecer en cualquiera de sus esquinas.
Nosotros empezamos desayunando en el bonito y tranquilo pueblo de Stirling. Situado en lo alto de un antiguo volcán apagado, su bien conservado casco viejo es un tesoro de edificios nobles y calles empedradas que conducen a las murallas del castillo.
La visita al castillo del mismo nombre está considerada uno de los highlights de Escocia. Antes de venir, varias personas me habían dicho que habían optado por visitar solo el de Stirling y no el de Edimburgo… A mí me han gustado los dos, pero el de Edimburgo me ha parecido más castillo y el de Stirling más una gran casa señorial.
Está situado en lo alto de Castle Hill lo que le proporcionaba una perfecta situación defensiva tanto por la altura como por las vistas de los valles colindantes. Es un buen punto para poder contemplar el intenso verde de Escocia, así como unas bonitas vistas del pueblo que da nombre al castillo.
La mayoría de las edificaciones datan de los siglos XV y XVI, aunque también se conservan algunos restos del siglo XIV. Varios reyes y reinas de Escocia, incluyendo a Mary Queen of Scots, han sido coronados aquí.
Después de haber sobrevivido a 8 situaciones de sitio, el castillo ha llegado intacto hasta nuestros días, y ofrece una preciosa visita tanto por su arquitectura, como por sus vistas y jardines.
Continuando la ruta, paramos en Doune para visitar su castillo, el Doune Castle, el cual resultó ser toda una sorpresa. Construido en el siglo XIII y parcialmente reconstruido en el siglo XIV, pasó por varias manos y usos a lo largo de su historia hasta nuestros días.
Es recomendable hacer la visita con calma y los ojos bien abiertos (realmente es pequeño, no da para mucho tiempo) ya que tiene varios pasadizos y recovecos sólo visibles para la gente curiosa y que sepa dónde mirar. Su estructura y encanto hizo de él el escenario de la fantástica película Los Caballeros de la Mesa Cuadrada de Monty Python (Monty Python and the Holy Grail), con lo que nos pusimos, sin saberlo, en otro de los momentos frikis del viaje (y yo, en mi salsa :D)
Lástima que no estuviesen presentes los Caballeros que dicen Ni…
Antes de hacer un cambio completo de tipo de visita, paramos a comer en Allanwater Brewhouse, un precioso pub en la localidad Bridge of Alan, famoso por la elaboración de una cerveza propia. El motivo de parar en esta zona fue contemplar en funcionamiento la Rueda de Falkirk (Falkirk Wheel).
Se trata de un prodigio de la ingeniería que desciende los barcos que llegan por el canal a 35 metros de altura para que continúen su trayecto sin precipitarse al vació de golpe. Debe ser deformación profesional, ¡pero este tipo de cosas me fascinan!
Contento por ver tal ingenio de la ciencia, llegamos finalmente a Fort William para tener un merecido descanso en el B&B que teníamos reservado para dos noches: Tower Ridge House (limpio, cómodo, bonito, buen desayuno, gente agradable… ¡estupendo!)
El día siguiente amaneció bastante escocés en estado puro, lo que nos pareció hasta raro después del increíble clima que habíamos tenido los días anteriores. Como llovía sin parar, buscamos rápidamente una actividad que contase con un buen techo, y así acabamos visitando la destilería Ben Nevis Distillery.
¡Whisky escocés en estado puro! En esta interesantísima visita, pudimos ver cómo se sigue elaborando el whisky verdadero al estilo familiar en pequeñas destilerías, como esta, y ser testigos de todos los pasos y reacciones que llevan a tan codiciado producto. Por supuesto nos dieron una pequeña prueba a todos. ¡Fuerte…. fuerte!
Al terminar la visita guiada había parado de llover. Una de las razones por las que elegí Fort William como parada era para satisfacer otro gran momento friki para mí. Sabía que a mis padres y a mi tía les iba a gustar también, porque el lugar es precioso… así que nos fuimos a hacer una pequeña ruta hasta llegar al Glenfinnan Viaduct.
La pregunta es, ¿para qué ir a un viaducto que parece que tampoco tiene mucha cosa? Pues lo que ocurre es que es el utilizado en las películas de Harry Potter para simbolizar el paso del Hogwarts Express de camino a la escuela. Además, había consultado los horarios del tren de vapor que sigue pasando por aquí para llegar justo en el momento preciso… ¡y así fue!
Para completar el día, la dueña del B&B, nos recomendó hacer la ruta hasta las cascadas de Steall Falls. ¡Muy recomendable! Se llega en un visto y no visto desde Fort William y la sensación de naturaleza absoluta es abrumadora.
La ruta es sencilla, no tiene grandes dificultades a pesar de que el terreno estaba bastante resbaladizo por la lluvia que había caído unas horas antes. El único pequeño escollo con el que cualquiera se puede encontrar es al cruzar un pequeño puente tibetano al final de todo, pero realmente es algo casi opcional.
Iniciando el camino de vuelta me di cuenta de algo que me pasa muchas veces al hacer una ruta… voy con el chip tan dentro de mi cabeza de ver lo que he ido a ver (en este caso la cascada final) que me olvido de comprobar lo que voy dejando atrás, que aveces es incluso mejor que el objetivo inicial. Y este fue el caso… al darnos la vuelta pudimos ver el valle entre las dos montañas, verde y frondoso, solitario, llamándonos a atravesarlo de nuevo en sentido inverso.
El único problema que tuvimos en esta ruta fue el enjambre de mini-mosquitos que me atacó cuando ya estaba a 15 metros del coche. Realmente fue una situación muy cómica… Cuando me di cuenta de que se iba a echar sobre mí, empecé a correr hasta la puerta para meterme dentro… pero era muy tarde… ¡habían devorado mis brazos! (nota a mí mismo: Relec extra fuerte para el futuro)
Así acabó un original día en el que pasamos de destilerías a cascadas. Hoy por la mañana tuvimos un bonito amanecer para despedirnos de una parada básica, que ofrece buenas excursiones cercanas y que representa el paso a la zona más norte de Escocia.
¡Hasta otra Fort William!