El muchas veces ignorado sur de Escocia es rico en naturaleza, ancestras abadías y curiosos castillos con impresionantes historias a sus espaldas.
Nuestra ruta comenzó en Edimburgo, recogiendo el coche de alquiler que usaríamos para el circuito que teníamos programado para los siguientes días. Para familiarizarme con la conducción, empezamos por hacer este cómodo recorrido por el poco transitado sur de Escocia. Es una excursión muy interesante para hacer desde Edimburgo, y las carreteras son tranquilas ya que la mayoría de los turistas siguen otras direcciones.
La primera parada la hicimos en Melrose, un pequeño y bonito pueblo ubicado a los pies de los montes Eildon. El punto de interés más importante con el que cuenta son las Ruinas de la Abadía de Melrose, la más interesante de las Borders (así se le llama a la región de Escocia que limita con Inglaterra) y fundada en 1136.
Construida siguiendo el estilo gótico y con forma de Cruz de St. John, ha sido el lugar elegido históricamente para enterrar a importantes miembros de la nobleza y reyes escoceses como Alexander II.
Esta abadía destaca por sus elaborados elementos decorativos, incluyendo dragones, gárgolas y plantas. Una de estas gárgolas representa a… ¡un cerdo tocando la gaita! Tenían ya humor en el pasado estos escoceses.
Continuamos conduciendo hasta el cercano pueblo de Jedburgh, donde se sitúa otra de las grandes abadías de las Borders, que cuenta con una impresionante estructura de arenisca roja que data del siglo XII
La parte exterior de la abadía se conserva intacta, y se puede realizar un bonito paseo por sus arcos, que te trasladan inmediatamente a otra época.
Dejados atrás estos ancestros lugares de adoración, nos dirigimos a visitar dos castillos de las Bordes completamente diferentes entre sí. El primero ha sido el Hermitage Castle.
Se cree que su nombre deriva del francés antiguo, «l’armitage» (retiro). El castillo era conocido como el refugio del valle más sangriento de UK. Solitario pero imponente con enormes muros cubiertos de piedra, es una de las ruinas más lúgubres y perturbadoras de toda Escocia.
Hermitage Castle fue construido en el siglo XIII por Nicholas de Soulis, pero no permaneció demasiado tiempo bajo su apellido. En los sucesivos siglos el castillo fue cambiando de familias debido a diferentes acontecimientos y fue testigo de varias atrocidades. Aún así, se volvió obsoleto tras la Unión de las Coronas en 1603 y cien años después estaba ya bastante ruinoso. Propiedad de los Scotts hasta 1930, momento en el que se cedió al gobierno, es ahora una importante atracción turística.
Desde fuera parece una sólida mole, inquebrantable, situada en un paraje precioso, impasible por el tiempo y las personas que han transitado por él.
El día de terminó en Caelaverock Castle. Sus ruinas figuran entre las más bonitas de UK. Es un castillo triangular de piedra rosada, rodeado por un foso y de una amplia extensión de césped y árboles.
Este castillo fue propiedad de la familia Maxwell entre los siglos XIII y XVII, cuando fue finalmente abandonado. Desde entonces ha sido parcialmente demolido y reconstruido varias veces, pero aún conserva su atractiva planta triangular original de cuando fue construido.
Para mí es una visita perfecta: combina historia, arquitectura original y naturaleza a tope.
Nos volvemos a dormir a Edimburgo con una buena idea de lo que ofrece el sur de Escocia. ¡Mañana dejaremos definitivamente esta zona y pondremos rumbo al norte!