El primer Safari que hemos hecho en Namibia ha sido una pasada. Un pequeño parque con poco turismo y la posibilidad de ver muchos animales diferentes. ¡El Parque de Mahango es África en estado puro!
Safari en Mahango Core Area
Empezamos el día con un increíble paseo en Mokoro por el Río Okavango que nos permitió disfrutar durante un buen rato de un grupo de hipopótamos haciendo su rutina de baños y relax. La segunda mitad del día estaba reservada al primer Safari del viaje: Mahango.
En el Ngepi Camp nos dijeron que era un parque relativamente pequeño por lo que con 3 horas sería más que suficiente. Además, el guía del Mokoro nos recomendó ir a última hora (a partir de las 2 de la tarde) porque es cuando los animales están más activos según su criterio.
Por supuesto se ofreció a llevarnos en un viaje organizado con otras dos personas en un jeep del campsite, pero nosotros optamos por ir a nuestro aire y vivir la experiencia según nuestra intuición y sensaciones.
¡Y vaya si hicimnos bien!
La entrada al Mahango Core Area está muy cerca del campsite (tardamos poco más de 20 minutos en llegar). Cuando entré en la caseta a pagar la entrada (40 NAD por persona y 10 NAD por coche) me sorprendió ver en el registro que llevan que éramos el séptimo coche que entraba en el parque en todo lo que iba de día. ¡Pues qué bien! Safari casi privado.
Nos dieron las normas del parque (todas de sentido común) y un pequeño mapa donde nos garabatearon los dos pequeños recorridos que hay (uno de ellos solo apto para 4×4).
Empezamos por el recorrido apto para cualquier tipo de coche que sale a mano izquierda justo después de la entrada al parque. En menos de un minuto teníamos delante a un precioso ejemplar de Antílope Ruano (o Equino).
Estos antílopes llegan a medir 150 cm de altura y pueden pesar hasta 300 kg. Es poco común en toda África y tienden a moverse en grupos bastante pequeños, a diferencia de otras especies parecidas.
Poco después nos cruzamos con un grupo de nuestros ya queridos Warthogs (Facóquero Común) que correteaban tranquilamente por un claro. A pesar de no ser muy grandes (unos 60-70 cm de altura) pueden llegar a pesar hasta 100 kg.
Junto a los warthogs apareció un grupo de Impalas, uno de los antílopes más famosos de África. Miden 90 cm de altura y pesan menos de 50 kg, de ahí ese maravilloso cuerpo estilizado que tienen. Se puede diferenciar perfectamente de otros antílopes de tamaño parecido por la M estilo McDonald’s que se les forma en el trasero.
Muy graciosos los Impalas, me caen bien.
Aunque no vimos demasiadas aves, hay una que vimos y me pareció muy curiosa por la graciosa cresta peluda que tiene en lo alto de la cabeza: el Turaco Unicolor. Nos encontramos varios en el Safari y todos tenían esa pinta punky.
El siguiente antílope que nos encontramos nos dejó fascinados. Los Kudu son unos antílopes bastante grandes que se caracterizan por los impresionantes cuernos espirales de los machos y las franjas blancas que recorren su cuerpo a ambos lados.
Son unos animales bastante imponentes. Llegan a medir más de un metro y medio de alto, pesan hasta 250 kg y se encuentran fácilmente, además de en Namibia, en Mozambique, Zimbabwe, Zambia y Botswana.
A lo largo del recorrido por Mahango nos encontramos con varias manadas. En general siempre hembras «custodiadas» por un único macho. A mí lo que más me gusta de estos antílopes son sus extraordinariamente grandes orejas que salen perpendiculares a los laterales de sus cabezas, dándoles un aspecto muy cómico.
¡Vivan los Kudus!
Maravillados por los Kudus nos adentramos con el 4×4 de la manera más sigilosa posible en una zona con más árboles. Cambio radical de paisaje y de animales: de los claros al bosque y de los antílopes a los Babuinos (y warthogs, que están en todas partes).
Estos Babuinos (Babuino Chacma) miden entre 50 y 75 cm y pesan entre 25 y 45 kg. Se caracterizan por tener una cola en forma de U invertida y una cabeza que recuerda de alguna forma a la de un perro.
Nos paramos un buen rato a ver cómo interactuaban entre ellos y la verdad es que son bastante graciosos (¡aunque también tienen mal genio!).
Cuando nos saturamos seguimos un poco más hasta el final de este primer recorrido por la Mahango Core Area. La pista finaliza en una preciosa laguna que invita a tumbarse y relajarse. Salimos un rato del coche para acercarnos a la orilla.
Varios warthgos y babuinos que andaban por la zona se acercaron al no estar asustados por el ruido del motor. Ya solo por haber llegado hasta aquí viendo todos estos animales había valido la pena el Safari de Mahango, pero lo que no sabíamos es que aún nos quedaban varias sorpresas en el camino de vuelta.
Nos montamos de nuevo en nuestro Toyota y dimos media vuelta para volver al punto de inicio y coger el otro camino (el que solo es apto para 4×4), pero la vuelta fue mucho más larga de lo que imaginábamos.
Para empezar paramos en el precioso Baobab que hay a medio camino.
Dos minutos después, solitario en una pradera, apareció caminando tranquilamente un precioso elefante con unos colmillos bastante grandes. Me hizo mucha ilusión porque todos los que había visto tanto en Sri Lanka como en Nepal no tenían colmillos.
Contentos como si hubiésemos ganado la lotería, volvimos a pasar por el claro en el que antes estaban los Kudus, y que ahora habían dado paso a una preciosa manada de Impalas.
Está claro que el guía del Komoro tenía razón. A medida que se acerca el anochecer los animales se vuelven más activos y resulta mucho más sencillo verlos. Tras el elefante y los impalas creíamos que ya no nos podíamos encontrar con más animales nuevos, pero teníamos por delante dos maravillosas apariciones estelares.
La primera fue la irrupción de las jirafas en nuestro camino. ¡Jirafas a 5 metros del coche! Se nota que están acostumbradas a ver pasar vehículos porque nos paramos justo a su lado un buen rato y ni se inmutaron…
Siguieron comiendo como si la cosa no fuese con ellas. Y todo ese espectáculo de naturaleza totalmente privado para nosotros, porque en todo lo que llevábamos de recorrido no nos habíamos encontrado aún con ningún otro coche.
Sin duda, la Mahango Core Area es un parque totalmente recomendado.
Y por último, la segunda sorpresa del camino de vuelta del primer itinerario del parque. A punto de llegar a la entrada del parque vimos otro 4×4 parado delante de nosotros. Esto siempre es indicativo de que algo hay… ¡Lo que no nos esperábamos era que ese algo iba a ser una preciosa leona!
Tenía pinta de ser aún bastante joven, pero desde luego nada asustadiza. Estaba tranquilamente tumbada a unos 15 metros del camino observándonos fijamente.
Y nosotros le devolvimos la mirada, durante casi 20 minutos. La verdad es que nos quedamos totalmente prendados del momento, ¡qué animal más bonito!
Cuando se cansó de aguantarnos, se levantó, se estiró, y se marchó tranquilamente ocultándose entre los matorrales.
¡Qué suerte hemos tenido!
Con tanta parada se nos echaba ya el tiempo encima. En poco más de 40 minutos iba a cerrar el parque, pero aún así decidimos adentrarnos un rato en el camino solo apto para 4×4.
Es una pista muy, pero muy arenosa en la que es muy fácil quedarse atascado, por lo que hay que conducir con determinación, seguridad y sabiendo más o menos lo que se hace.
No nos encontramos con demasiados animales, pero sí vimos un bonito grupo de cebras. Fue muy curioso porque primero vimos a tres (dos adultas y una cría)…
… y, finalmente, se juntaron con otras para pastar tranquilamente bajo la atenta mirada de un Kudu que se mantenía semi-oculto en un segundo plano como si de un espía se tratase.
A tan solo 15 minutos de las 17:30 dimos vuelta para ir directos a la salida del parque. Paramos únicamente un minuto para ver a dos preciosas avestruces que estaban correteando alegremente a nuestra izquierda.
Sí que es cierto que íbamos con el tiempo muy justo, pero llegamos a la puerta un par de minutos antes de la hora de cierre… ¡y la puerta estaba ya cerrada! Tuvimos que bajar del 4×4 y abrirla nosotros mismos para salir porque allí ya no quedaba nadie. ¡Cómo son estos Namibios!
Una Mañana por los Poblados de Ngepi
Al salir de Mahango nos fuimos directos al campsite a hacer la cena y descansar. El día había salido perfecto, no podría haber sido más completo.
Nos levantamos temprano una vez más para intentar aprovechar la mañana visitando algún poblado de la zona y así empaparnos un poco de cómo es la vida en esta parte de Namibia.
En el campsite organizan tours de visita a un poblado cercano, pero nos pareció un poco «extraño» pagar para que nos llevasen a un poblado. Lo justificaban diciendo que no nos íbamos a entender con la gente, pero aún así decidimos coger nuestro coche y plantarnos allí a ver qué ocurría.
Estuvo bien llegar hasta allí, pero no fuimos muy bien recibidos. Evidentemente, los habitantes del poblado tienen un acuerdo con el Ngepi Campsite y reciben una tajada de lo que los visitantes pagan por ir, y como nosotros nos habíamos plantado allí de forma independiente… pues no les pareció una buena idea.
En fin, el dinero, que lo corrompe todo. Dimos un visual al poblado desde el 4×4 y nos fuimos.
Conduciendo por la carretera principal Isa se fijó en una pequeña escuela, así que decidimos probar suerte ahí, y la experiencia fue infinitamente mejor.
La maestra de esta escuela infantil nos acogió encantada y nos explicó que es una escuela financiada por las propias familias que tienen que pagar un dinero al mes para que sus hijos e hijas puedan tener 3 horas de clase al día. No pude evitar acordarme de la maravillosa escula de Uttam en Saping (Medaka Family School) y de lo difícil que es para tantas niñas y niños del mundo acceder a una buena educación.
Pasamos un rato muy bueno interactuando con los niños y hablando con la profesora de este Magnus Mbumbo Kindergarten School.
Como íbamos sobrados de tiempo (increíble, ¿verdad?) paramos también en las Poppa Falls, que aparecían en todas las guías. Estuvo bien para ir al baño y estirar un poco las piernas dando un pequeño paseo, pero no tienen absolutamente nada de especial. Solo vale la pena si se tiene tiempo de sobra.
Y, para acabar el recorridpo por Ngepi (que, por cierto, quiere decir «¿qué tal?»), paramos en un auténtico mercado local donde éramos los únicos blancos rodeados por cientos de personas locales. ¡Maravilloso!
La aventura de Ngepi se acaba aquí, pero el Caprivi continúa. Hoy conduciremos hasta casi el otro extremo del pasillo para llegar a Kwando.
¡Que el ritmo salvaje de África no pare!
Buenos días!!, nos ha encantado vuestro viaje y está sirviendo de base para organizar el nuestro este año entre julio y agosto. Una pregunta después de leer lo del plateu. Los mapas para el garmin de donde los conseguiste? hay alguna versión gratuita?. Muchas gracias. En esas fechas consideráis que es bueno llevar toldo para el 4×4? Muchas gracias. Te pregunto sólo estas chorradas porque el resto lo explicas estupendamente. Por ahora veo que algunas noches habéis dormido fuera de campsites pero sin desplegar las tiendas, ¿es muy peligroso o por qué es exactamente? animales, personas?
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Hola Nacho, gracias por escribir y por tus palabras 😉
Yo creo que para el plateau no tenía nada en el gps. Y si lo tuve, lo descargué de de wikiloc seguro 😉
Nos dieron allí un mapa y nos explicaron todo mal (no sé si has leído la historia de cómo nos perdimos, jajaja). Yo llevaría el gps al menos para poder deshacer tus pasos si queréis dar una vuelta por arriba, porque llega un momento que el sendero desaparece.
Nosotros no teníamos toldo ara el 4×4. La temperatura fue muy agradable de día (rondando siempre los 25º o así). La noche que dormimos fuera de campsite fue junto a la «autopista», porque teníamos un viaje muy largo (para cruzar de sur a norte) y nos quedamos dentro porque puede haber problemas o con animales o a saber… Piensa que en el fondo estás durmiendo en la «nada» en un país enorme con 2 millones de población únicamente.
Ojalá que disfrutéis de vuestro viaje tanto como nosotros! 😀
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