Crónica visual de una experiencia única: ¡Mi primer safari! Ademas de lo precioso que es el Parque Natural de Udawalawe, el haber podido ver elefantes, búfalos, cocodrilos y muchos tipos de aves en su hábitat natural ha catapultado esta visita a uno de los momentos cumbre de mi paso por Sri Lanka.
Pero aun así, antes de llegar al parque unos avispados conductores de autobús y tuk-tuk intentaron timarme, pero les salió mal el asunto porque yo había hecho la tarea.
Salí al mediodía de mi homestay en Rekawa para coger el autobús hacia Embilipitiya (1 hora, 70 LKR) y allí cambiar al autobús de Udawalawe (45 minutos, 50 LKR).
Menos mal que me había estudiado bien el trayecto del autobús y asegurado de que pasase junto a mi siguiente hostal, porque en esta zona hay una especie de mafia entre los conductores de los autobuses y los tuk-tuk terrible. Cuando ya estábamos cerca, a unos 5 kilómetros, pararon y me dijeron que el autobús ya no seguía y que tenía que continuar en tuk-tuk y, qué curioso oye, había un tuk-tuk justo ahí que convenientemente me estaba esperando. Les dije que de eso nada, que yo seguía en autobús, y les pregunté si el autobús seguía por la misma carretera por la que íbamos, pero entonces dejaron de saber hablar inglés y respondían cosas sin sentido para mí.
“Mirad, yo me quedo aquí (y me senté encima del motor) y no me muevo, así que haced lo que queráis”. No les quedaba otra que seguir porque había más gente en el autobús. Cuando vieron que no me la podían colar reanudaron la marcha y en 5 minutos estábamos justo delante de mi hostal. ¡Tendrán morro estos tíos!
Me recibió el amable Ruwan y un grupo de alemanes que estaban bebiendo y pasaron olímpicamente de decir ni «hola». Da igual, yo iba a lo que iba. Al rato aparecieron un chico y una chica de Canadá, que también querían hacer el Safari al día siguiente. Se lo comentamos a Ruwan y nos fuimos directos a dormir porque se avecinaba un nuevo madrugón (como la tónica habitual de mi viaje por Sri Lanka para evitar el calor, las aglomeraciones y porque en función de lo que se vaya a hacer la mañana puede que sea el mejor momento).
El despertador sonó a las 5. Para el safari del Parque Nacional de Udawalawe la gente local me recomendó que lo hiciese por la mañana (suele haber como “dos turnos”, el de las 6 de la mañana y el de la 1 de la tarde) porque los animales están más activos.
Sea como sea, a mí esta noche me parece que se pasó en un parpadeo: “¡¡¿Ya es la hora?!!”, pensé cuando me despertó la alarma del móvil. Pero las ganas de poder ver animales salvajes hizo que no me diese ninguna pereza salir de la cama.
Puntualísimo vino a recogernos nuestro guía. Trabaja para Ruwan, el divertido dueño del hostal Enjoy Safari Paradise Resort (1500 LKR por noche y persona) y nos iba a llevar a mí y a los canadienses al recorrido por el parque. Nos había prometido intentar evitar la aglomeración de otros jeeps y buscar rincones del parque tranquilos y con la mayor cantidad posible de animales. Además teníamos enorme y cómodo jeep con 6 plazas entero para nosotros tres y por el mismo precio que si estuviese lleno (4500 LKR por persona incluyendo la entrada al parque).
¡Me sonaba todo a planazo!

¡Nos vamos de Safari!
Desde el hostal hasta el parque se llega en un periquete. El problema fue el habitual en Sri Lanka: la ineficiencia de las colas y sistema de comprar entradas. En ese momento nos chafamos un poco al ver más jeeps de los que creíamos que nos íbamos a encontrar…
Pero unos minutos después de entrar al parque empezamos a dispersarnos y cuando apareció el primer bicho (en este caso un pavo real haciendo de guardián del parque en lo alto de un árbol como si tuviese complejo de águila) ya estábamos prácticamente solos.
El circuito resultó ser más que apasionante. En general disfrutamos del parque como si fuese privado y sólo nos encontrábamos con algún que otro jeep aproximadamente cada diez minutos.
Mi objetivo principal de ir a Udawalawe era el ver elefantes sin cadenas ni ningún tipo de sometimiento por parte de los humanos. Había pensado ir al Parque Yala (el más famoso de la isla) porque a veces se puede ver algún leopardo, pero la afluencia de gente llega a tal nivel que se forman colas de decenas de jeep que van uno detrás de otro todo el rato (¡cómo los cochecitos de la feria!, qué pereza…).
En las tres horas y media que estuvimos en esta mini-África de Sri Lanka los elefantes fueron simplemente uno más de los muchos animales que vimos:
Elefantes
Pasando por alto el pavo real con complejo de águila que nos dio su visto bueno para acceder a sus dominios, los elefantes fueron los primeros que aparecieron para saludarnos.
Fue realmente emocionante poder pararnos con detenimiento a observar a cada uno de los 12 o 15 elefantes que nos encontramos y pasar a formar parte de su tranquilidad y calma.
Sin duda unos de los momentos estrella fue cuando de entre unos árboles aparecieron una elefante hembra con su cría (Baby Elephant Button para nosotros). Los elefantes bebé son una cosa muy curiosa… Aunque es evidente que son jóvenes por el tamaño que tienen, parecen incluso más viejos que sus padres por la cantidad de arrugas de su piel. No pude evitar acordarme del inicio de “El Curioso Caso de Benjamin Button” (David Fincher, 2008) y esa especie de Brad Pitt creepy-CGI en tamaño bebé y con cara de decrepitud.
Unos minutos muy tiernos en los que la cría siguió en todo momento los pasos de la madre hasta que se adentraron de nuevo en la jungla y los perdimos de vista.
No dejamos de encontrarnos con otros pequeños grupos de elefantes a lo largo de todo el parque. Definitivamente, Udawalawe es un gran sitio para ver paquidermos sin sufrir demasiado el efecto turista.
Aves
Nunca me han emocionado demasiado los pájaros, pero nuestro formidable guía supo enseñarnos unas especies maravillosas y algunos los tuvimos tan cerca como para poder agarrarlos con la mano.
– Pavos Reales: ¡Están por todas partes!. En los árboles, en la hierba, correteando por los caminos…
– Martín Pescador (King Fisher): llegamos a ver varios, en ramas cercanas a charcas, probablemente atentos para capturar su próxima presa.
– Abejaruco Esmeralda (Green Bee-Eater): este pájaro es una pesada. No es muy grande (no llegan a superar los 20 cm) pero su predominante y muy intenso color verde en su plumaje, unido a otras franjas de otros colores que tiene, hacen de él un ave digna de contemplar.
Además, su dieta se compone de bichos (especialmente abejas y avispas), por lo que me cae bastante bien (odio las avispas…).
– Abejaruco Coliazul (Blue-Tailed Bee-Eater): parecido al anterior, pero con un progresivo fundido a azul en la parte final de su cola.
– Espátula (Spoonbill): su nombre viene de su rasgo más característico; esa especie de pico con forma de espátula o cuchara que utilizan para ir tragando todo pequeño animal que encuentra (pequeños peces y crustáceos, insectos…) mientras va vadeando aguas poco profundas.
– Loro: lo único que conseguí reconocer sin ayuda…
– Tántalo Indio (Painted Stork) y Águila-Azor Variable (Crested Hawk-Eagle): a estos dos no nos pudimos acercar tanto, pero en ningún momento nos sacaron el ojo de encima…
Por supuesto yo de todos estos nombres de especies no tenía ni idea, para mí eran todos «pájaros» (más grande o más pequeño, más bonito o más feúcho…), pero nuestro guía nos fue explicando todo tan bien que se me quedaron grabados los nombres y aprendí un montón de cosas.
Grandes Animales en La Charca
Después de ver a los primeros elefantes nos detuvimos un buen rato en una enorme charca donde una manada de búfalos estaba dándose un baño tranquilamente.
Alguno tenía incluso cara de Spa…
Más tarde, ya cerca del final, y en una laguna de documental (estilo a cómo me imagino que será Namibia) había otra manda de búfalos, algo más pequeña que la anterior, pero en este caso acompañada de unas vistas y un paisaje espectacular.
Junto a ellos, varias aves de distinto tipo (por supuesto las incombustibles Egret) y dos cocodrilos en estado latente. ¡Parecía que estaban momificados! En el buen rato que estuvimos allí no se movieron un ápice, eran como de mentira…
Parecía algo imposible… Tantos animales distintos (búfalos, aves, cocodrilos…) cohabitando tranquilamente el mismo espacio, la misma fuente de agua, sin ningún tipo de conflicto (¡al menos en apariencia!).
Desde la laguna seguimos por unos caminos más secundarios donde repetimos algunos pájaros, unos cuantos elefantes y algún que otro ciervo estilo Bambi lo suficientemente valiente como para no salir corriendo al oír el ruido del motor del jeep.
Al salir del parque, volviendo hacia el hostal por la carretera principal, paramos un rato a ver a los pequeños elefantes del Orfanato de Elefantes. Las crías de elefante pasan bastantes años pegados a los padres hasta que se hacen adultos y se marchan (en el caso de los machos) o se hacen adultas pero siguen con la manada (en el caso de las hembras).
Sea como sea necesitan durante un buen puñado de años la protección y la compañía adulta; no están preparados para desenvolverse solos siendo tan pequeños. En esta instalación, cuidan a los elefantes que por algún motivo se quedan desamparados y no son suficientemente adultos como para que puedan incorporarse a la vida normal del parque.
Muy, pero que muy contentos con el safari (yo me sentía como si hubiese perdido 20 años de golpe) volvimos al hostal de Ruwan con el estómago rugiendo por un buen desayuno (eran casi las 11, me había levantado a las 5 y aún no había desayunado… ¡bufff!).
Los desayunos de las guest house y homestay de Sri Lanka están en general bastante bien, pero el de aquí fue simplemente supersónico. Tuve que convencer a los canadienses para que comiesen algo ellos también, ya que me habían traído string hoppers con un curry, noodles con verduras, un roti de huevo y un roti de coco, dos huevos fritos, un pancake, plátanos… ¡Para un regimiento!
¡Qué bien que di un poco de vuelta para retroceder sobre mis pasos y venir a hacer el safari! Me habría dado mucha pena irme sin haber vivido esta experiencia.
Pero todo lo bueno se acaba, mi paso por Sri Lanka se acerca a su verdadero final. Me quedan 3 días que pasaré en el suroeste, en Galle y sus alrededores, para así estar ya relativamente cera del aeropuerto y no sufrir contratiempos de última hora con los medios de transporte.
Ahora sí que sí me voy a un núcleo duro de turismo de playeo, compras, viajes organizados, tiendas y restaurantes destinados para atraer turistas… Bueno, no es lo mío, pero hay que verlo todo.
¡Vuelta a los 35 grados y humedad infinita!
Dice tu padre que la fauna es muy variada…aqui tenemos «cans» y ahí cancodrilos…..aprovechaste muy bien tu mes en Sri Lanka. Ademas te estas haciendo experto en descubrir «timadores» jaja.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Los timadores son una fauna propia también jejeje
Me gustaMe gusta