Para cerrar mi viaje de casi tres meses por el Sudeste Asiático decidí pasar los últimos cinco días en una isla de Tailandia que fuese bonita, de fácil acceso y que me permitiese relajarme en la playa, leer, disfrutar de la vida marina y pasear antes de volver de golpe al frío invierno del norte de España. Y con Koh Tao tuve suerte: ¡acerté de lleno!

Aunque podría haber elegido entre varias islas con esas características, realmente lo que me llevó a Koh Tao fue la idea de aprovechar para hacer el curso básico de submarinismo, algo que finalmente no pudo ser por motivos que contaré después, pero igualmente disfruté al máximo de la vida isleña y me volví a España cargado de energía positiva.

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La Isla

Koh Tao es realmente una isla muy chiquitina (7 km de largo y 5 km de ancho en sus puntos más alejados) en la que viven poco más de 2000 personas, lo cual no quiere decir que en la isla haya mucha más gente entre trabajadores de las escuelas de buceo, turistas, etc.

Hoy en día es muy famosa por la enorme oferta de escuelas de buceo, gran parte de ellas con muy buenos profesionales y equipos. La competencia es tan alta que es un sitio relativamente barato para aprender, y si a eso le añadimos un buen puñado de playas, miradores y rutas, no cuesta entender por qué se está convirtiendo en una isla tan popular

Cómo Llegar

Hay muchas combinaciones de transporte posibles para llegar hasta Koh Tao. Queda relativamente cerca de la costa y de otras islas más grandes (Koh Samui y Koh Phangan), por lo que lo único importante es pensar cuánto tiempo se quiere invertir en el viaje y… cuánto dinero.

La opción rápida probablemente sea volar hasta Koh Samui y después ir en barco hasta Koh Tao, pero también es la más cara (son destinos turísticos solicitados y los billetes de avión no suelen ser de los más baratos dentro de lo que es Tailandia).

Yo opté por hacer parte del viaje por tierra hasta Chumphon y, desde ahí, seguir en barco hasta Koh Tao directamente. La compañía Lomprayah vende el billete combinado de Autobús+Barco con salida desde Bangkok.

Elegí el viaje nocturno para así no perder días en la isla. Realmente a Bangkok llegué en autobús desde Phnom Penh (un viaje largo-larguísimo), y llegué casi para subirme directamente al siguiente autobús que salía de Khao San (el barrio más popular de Bangkok) a las 21:00. Estaba tan cansado que dormí casi todo el trayecto (unas 8 horas).

Ya en Chumphon, tuvimos que esperar un rato por el barco, pero fue muy puntual y sobre las 9 de la mañana estaba desembarcando en Koh Tao. El viaje de vuelta fue similar pero a la inversa, y pagué en total 2200 Baht por ida y vuelta.

Existe la posibilidad de hacer desde Bangkok algo parecido pero viajando en tren hasta Chumphon, pero los horarios no me coincidían tan bien.

Dónde Alojarse

Es importante hacerse a la idea de que en la isla no hay transporte público. Para desplazarse hay que caminar, ir en bicicleta, moto o taxi. A mí lo más cómodo me pareció alojarme cerca del embarcadero (Mae Haad Pier).

En esa zona hay muchísima oferta de hostales, restaurantes, tiendas, locales, bares, escuelas de buceo, etc., y es también un sitio en el que resulta fácil conocer gente.

Sí que había leído en varios sitios la recomendación de alojarse cerca de Sairee Beach, pero esa playa no me parece precisamente de las mejores y la zona está algo más alejada del «cogollo» de la actividad de la isla.

Resumiendo, reservé una cama en habitación compartida en el Koh Tao Central Hostel (250 Baht por noche con desayuno incluido). El hostal es pequeño pero la relación calidad-precio es bastante buena. Otra cosa es la gente con la que te toque alojarte…

En general todas las noches fueron muy tranquilas. Tuve la enorme suerte de que había un festival de música en una de las islas cercanas, así que en los días de mi estancia Koh Tao estaba tan tranquila como una balsa de aceite. Pero la última noche tocó show erótico-festivo en una de las literas de la habitación.

Una de esas anécdotas que ves en las películas y que crees que nunca te va a ocurrir, pero sí, viajando puede pasar de todo, jajaja.

¿Bucear? Está Claro que lo mío es La Montaña

Como dije antes, fue la idea de hacer el curso básico de buceo (Open Water) lo que realmente me llevó hasta Koh Tao. Es algo que ya me había planteado en su momento en Sri Lanka, pero que no hice porque una vez allí no quise invertir tantos días en bucear con todas las cosas que tenía que ver en el país.

Pero aquí era diferente. Bucear era una de las atracciones estrellas de la isla, así que fui totalmente decidido, pero no contaba con el fracaso estrepitoso de mi nuevo intento.

La historia del fracaso se remonta a antes de ir a Sri Lanka. Como quería bucear, me hice un reconocimiento médico específico en Pamplona con una doctora especialista en medicina hiperbárica para ver si tenía algún tipo de problema. Me dijo que estaba todo bien y que el soplo de nacimiento que tengo no iba a ser ningún problema (igual que no lo es para cualquier otra actividad del resto de mi vida).

Lo que no sabía era que ese certificado caducaba en un año, así que cuando llegué a Koh Tao con medio curso teórico hecho vía online me quedé con cara de idiota (más de la habitual) cuando el dueño de la escuela con la que había contactado me dijo que no me servía.

Así que me fui a hacer el chequeo en una clínica de la isla. Me costó dos duros y fue muy rápido, pero el médico me dijo que no tenía ahí el equipo suficiente como para verme bien lo del soplo, que tenía que ir a no sé dónde a hacerme no sé cuántas cosas, así que decidí en ese mismo momento mandar a paseo lo de bucear y dedicarme a recorrer la isla en moto, visitando las playas y disfrutando del snorkel.

Y realmente fue una pena, porque la escuela con la que había contactado (Ocean Republic Diving) me pareció excelente, tanto en la profesionalidad como en el trato. Los recomiendo sin ninguna duda.

¡Chao chao buceo! Me vuelvo a las alturas que es lo mío.

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Koh Tao por Libre

Los días que me moví por libre por la isla alquilé una moto para no depender de nada ni de nadie y poder ir a mi aire. Hay que tener cuidado porque mucha gente llega a Koh Tao sin tener ni idea de cómo conducir una moto y se estampan en alguna de las curvas o cuestas pronunciadas que hay por la isla.

Las carreteras son bastante buenas, pero hay mucha subida y bajada porque la isla es muy montañosa, así que más vale prevenir que lamentar.

Yo alquilé en un sitio que me recomendaron los de Ocean Republic Diving (23 Motorcycle Rental) y quedé muy contento tanto con el estado de la moto como con las condiciones.

Mirador John Suwan

Hay varios miradores en la isla a los que vale la pena acercarse y este es uno de los más famosos y, probablemente, el mejor.

Todo son puntos positivos en el Mirador John Suwan. Es fácil llegar al punto de inicio ya que está donde termina la carretera en la pequeña península más al sur de la isla, requiere hacer una subida por camino y rocas que echará a mucha gente para atrás y las vistas son espectaculares.

Al llegar al punto de inicio hay que pagar la entrada (100 Baht) que da derecho a dejar la moto y a coger una botella de agua (gesto que se agradece). Desde ese punto se necesitan unos 10-15 minutos para llegar hasta el punto más alto.

Una vez arriba, solamente hay que buscar un sitio cómodo, sentarse y disfrutar de las impresionantes vistas.

En mi caso, como fui a una hora en la que mucha gente aún duerme (10 de la mañana) y la isla estaba semi-desierta, pude quedarme un buen rato en el mejor sitio para disfrutar de las vistas de las bahías Ao Thian y Ao Chalok en total tranquilidad.

¡No había absolutamente nadie! Estuve solo durante casi 20 minutos, hasta que llegaron unos chicos muy ruidosos que empezaron a hacer videollamadas por los móviles para enseñarles en directo a sus amigos dónde estaban (algo que me da la impresión de que se está poniendo muy de moda, por cierto).

Así que aguanté un rato más gracias a mis auriculares y mi música, y cuando ya me quedé plenamente satisfecho bajé antes de que ellos decidiesen hacer lo mismo y me colapsasen el camino.

Mirador Deisha

Poco más de 2 kilómetros en dirección noroeste desde el Mirador John Suwan está este mirador algo más escondido con una vista muy bonita sobre Ao Chalok.

Se puede llegar en moto casi hasta el final, pero no hay muchas indicaciones porque aún están construyendo parte de la plataforma y da la impresión de estar todo «patas arriba».

Supongo que en algún momento llegarán a cobrar entrada, pero cuando fui yo estaba desierto y era gratuito.

Mirador Top Of The Rock

Desde este mirador se aprecia muy bien la verdadera vegetación salvaje que aún reina en el interior de la isla.

Para llegar, hay que conducir hacia la bahía Ao Hin Wong. Unos 700 metros antes de llegar (antes de una pronunciada bajada), hay una explanada a mano izquierda donde se puede aparcar la moto.

El camino para llegar al mirador está justo enfrente (en el lado derecho de la carretera en el sentido de la conducción), y es una pista empinada que sube y sube hasta llegar a un hotel abandonado.

Las vistas son muy buenas ya en las inmediaciones del hotel, pero se puede igualmente subir por una escalera a una de las plantas superiores donde el rango de visión es todavía mejor.

Ao Chalok

Preciosa bahía con una bonita playa ideal para nadar o relajarse leyendo rodeado por el mar y las palmeras.

Aquí fui un día que decidí no alquilar la moto y caminar. Desde Mae Haad son solamente 3 kilómetros por la carretera principal, así que no supone tampoco un gran esfuerzo (aunque según el nivel de calor y humedad toda sensación se ve magnificada).

Después de pasar un buen rato en la bahía, volví hacia mi hostal pero dando un rodeo siguiendo la costa y una ruta totalmente improvisada en la que llegué a tener que atravesar alguna especie de resort que, creo, era privado.

Pero bueno, estaba todo tan vacío y tranquilo que nadie salió en ningún momento a llamarme la atención, así que no problemo.

Ao Sai Daeng

Esta pequeña bahía y playa en la punta sudeste de la isla se convirtió en uno de mis lugares favoritos.

La había visto desde el tour organizado que hice el segundo día y me quedé con su ubicación para ir después, y no me defraudó.

Me pasé horas en una de las terrazas comiendo, bebiendo zumos buenísimos y leyendo tranquilamente mientras el tiempo pasaba delante de mí sin enterarme.

Momento vacaciones-señor al 100%.

El resto del día me lo pasé en el agua, también en esta bahía, con un equipo de snorkel viendo pececillos.

Es realmente un sitio muy bueno para hacer snorkel: fácil acceso y bastantes rocas sobre las que nadar/bucear para disfrutar del fondo marino del Golfo de Tailandia.

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Tour Organizado para Hacer Snorkel

Tras haberme quedado chafado con lo del buceo, decidí apuntarme a un tour de día completo por la isla con diferentes paradas para hacer snorkel.

Hay bastantes empresas que hacen este tipo de actividades y todas siguen más o menos los mismos itinerarios y tienen precios parecidos, pero a veces las filosofías son distintas.

Después de investigar un poco me decidí finalmente por una compañía pequeña pero con comentarios que me gustaron mucho sobre la profesionalidad de sus guías: Sangthong Tours (850 Baht).

Quedé realmente encantado. El barco es más viejo que el de los otros tours, pero realmente tenía muchísimo encanto. Los guías fueron más que fabulosos y el buffet de frutas y comidas que nos pusieron me pareció mucho más que suficiente para las 8 personas que hicimos el tour.

Koh Nang Yuan: Mirador

La primera parada del tour fue la fotogénica (y, al parecer, privada) Koh Nang Yuan, una islita muy cercana a Koh Tao que es simplemente preciosa. Para acceder hay que pagar una entrada (creo que 100 Baht) pero ya iba incluida en el precio del tour.

En general, los tours no empiezan por aquí, pero el nuestro decidió que era mejor así para visitarla cuando aún no hubiera mucha gente, y a mí ese motivo siempre me parece correcto.

Ya desde el barco, las vistas de la isla formada por dos pequeños montículos casi gemelos es realmente de postal.

Una vez en la isla, el guía nos recomendó que fuésemos en primer lugar al mirador, en lo alto de uno de los montículos, aprovechando que aún había poca gente. Después, tendríamos un buen rato para hacer snorkel en el litoral.

Así que le hice caso. Crucé rápidamente a la otra mitad atravesando las impresionantes aguas cristalinas que engullen a toda esta isla y seguí una pasarela de madera que la rodeaba parcialmente.

Llegó un punto en el que ya tocaba subir. Es un camino sencillo. Es decir, no hay que ganar demasiada altura, así que se hace con mucha facilidad (aunque la sensación de calor húmedo era tal que igualmente llegué a lo alto ya todo sudado).

Las vistas eran maravillosas, no hay otra forma de describirlas. Era como estar en una película sobre una isla paradisíaca pero esta vez era yo el protagonistas.

Cuando empezaron a llegar más personas aproveché para dejarles el sitio y volví a la otra mitad de Koh Nang Yuan para prepararme para hacer snorkel.

Koh Nang Yuan: Snorkel

Seguí a rajatabla las indicaciones y consejos que nos había dado el guía, y fui directo a la zona que nos recomendó. ¡Una pasada!

Me resultó facilísimo ver toda clase de peces de colores. Estaban ahí continuamente, solo tenía que ir nadando tranquilamente rodeando la isla y ellos iban saliendo por todas partes.

Había de muchísimos tipos: de colores sólidos, colores difuminados, con rayas, pequeños y en grandes bancos, etc.

Fue realmente genial. Me acordé en ese momento de cuando había hecho snorkel en las Bahamas varios años atrás (en el 2012), ya que desde aquel momento no había vuelto a ver peces de este estilo.

No puedo dejar de mencionar también el fondo marino. Aunque no es la barrera de corales de Australia, me pareció muy bonito, como si se tratase de un bosque submarino lleno de vida y color.

Mango Bay

La segunda parada del tour fue en la famosa Mango Bay, uno de los sitios de más renombre dentro de la costa de Koh Tao.

Aquí ya hicimos snorkel saliendo del barco directamente. Es cierto que vi menos peces que en Koh Nang Yuan, pero lo que realmente me dejó sin palabras fue el fondo marino.

¡Un montón de formaciones de diferentes colores que hasta yo podía apreciar! (recordemos que soy daltónico y a veces estas cosas se me escapan).

Maravilloso. Un jardín acuático en toda regla. Llegó un punto en el que ya en vez de intentar buscar peces me dediqué a buscar distintos tipos de coralillos, piedras o lo que fuese que había ahí abajo que pudiese captar mi ojo.

Hin Wong Bay

El tramo que navegamos en barco entre Mango Bay y Hing Wong Bay me pareció realmente bonito. Se podía ver lo verde que puede llegar a ser Koh Tao y pasamos por varios tramos en los que casi no había ninguna casa, dándole así un aspecto de isla remota.

La propia Hin Wong Bay fue la penúltima parada del tour, y es una bahía estupenda para quedarse relajado en el barco y disfrutar de las vistas o para hacer snorkel, que es realmente a lo que habíamos venido.

Una vez más, nos echamos al agua para seguir descubriendo el rico mundo submarino de peces, rocas y colores que hay en el Golfo de Tailandia.

Puede parecer una actividad repetitiva, pero cada parada que hacíamos me emocionaba pensar que iba a seguir viendo toda esa vida acuática tan sumamente diferente al mundo aéreo que tanto conocemos.

Shark Bay

Desde Hing Wong Bay seguimos navegando hacia la última parada: Shark Bay. Este tramo fue quizás el que más me gustó de todo el tour, porque me pareció aún más salvaje que los anteriores.

El objetivo ahora, como el propio nombre de la bahía indica, estaba claro: íbamos a intentar ver algún tiburón, algo que por supuesto nunca estaba garantizado porque son cosas que dependen únicamente de la naturaleza.

Tuvimos algo de mala suerte porque justo hubo un pequeño cambio de tiempo, algo a peor, así que las aguas se pusieron algo más turbias por el movimiento, pero desde luego al menos íbamos a intentarlo.

La mitad del grupo nos tiramos al agua (es decir, 4 de 8), con la ilusión de poder ver algún tiburón. Y nos costó, pero cuando casi íbamos a darnos por vencido apareció finalmente uno nadando rápidamente bajo nuestros ojos.

¡Sorpresaza final para cerrar un perfecto día de relax, paisajes y naturaleza!.

Cuando volvimos a tierra firme me fui directamente al Royal Thai Massage, en una de las calles principales cerca de Mae Haad. Había leído grandes comentarios sobre ese sitio de masaje y la verdad es que me pareció extraordinario.

Volví varias veces a lo largo de los días que pasé en Koh Tao y en una de las ocasiones coincidí con un fisioterapeuta australiano que se había venido hasta la isla para intentar hablar con la dueña de este sitio para que lo aceptase como discípulo y así poder aprender algo más del masaje tailandés y después poder utilizarlo él en su propia consulta.

¡Qué cosas!

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Con la cabeza totalmente despejada gracias a la tranquilidad, naturaleza (y, como no, masajes) que viví en Koh Tao, puse el cierre final a un intenso pero genial y reconfortante viaje de 84 días por el Sudeste Asiático.

Me llevo mucho de Tailandia, Myanmar, Laos y Camboya. Muchas experiencias nuevas, muchos sitios mágicos descubiertos, mucha gente local y viajeros maravillosos pero, sobre todo, mucha energía para seguir descubriendo el mundo.