Una paraíso oculto dentro del espectáculo natural que es el norte de Tenerife. Anaga deslumbra con su relieve salvaje al estilo escocés, sus miradores hacia el interior y la costa de la isla, sus frondosos bosques y sus remotos pueblos. ¡No te lo puedes perder!
Este espacio natural protegido declarado Reserva de la Biosfera en 2015 está localizado en el Macizo de Anaga y ocupa el extremo noreste de la isla. Destaca por su abrupta orografía con cumbres no muy altas (rondando los 1000 metros de altitud) pero que encierran multitud de valles y barrancos con impresionantes desniveles.
Además, es el sitio de Europa (ejem ejem… yo es que prefiero dividir los continentes geográfica y no políticamente) con un mayor número de endemismos y el lugar natural más importante de Tenerife después del Parque Nacional del Teide.
Personalmente, y habiendo disfrutado al máximo del Teide y su entorno, Anaga es lo que más me ha sorprendido y fascinado de la isla. Las vistas desde cualquiera de sus miradores son impactantes, ya apunten hacia el interior o hacia la aislada costa de esta esquina de Tenerife decorada con multitud de roques y pequeñas playas casi inaccesibles.
Y es que Tenerife es un lugar de grandes contrastes teniendo en cuenta su pequeño tamaño. En esta zona el paso de los vientos alisios le proporciona una mayor humedad que el resto de zonas de la isla, lo que ha favorecido la existencia de varios hábitats naturales entre los que destaca la famosa laurisilva.
Pero laurisilva no es lo único que se puede encontrar en el Parque Rural de Anaga: chumberas, dragos o diferentes tipos de palmeras forman también parte de la increíble vegetación de este pequeño territorio.
Nuestro recorrido abarcó los lugares más destacados, pasando por espectaculares miradores, impresionantes valles y acantilados y bonitos pueblos.
1) Mirador de Jardina
Desde nuestra base en La Matanza de Acentejo, nos incorporamos a la autovía TF-5 hacia el Aeropuerto de Tenerife Norte. Para acceder al Parque Rural de Anaga desde aquí, se coge la carretera TF-12 en las inmediaciones de La Laguna y se continúa siguiendo las indicaciones del parque.
Este mirador se encuentra justo al inicio del parque, donde se observa el comienzo del monteverde. Se puede distinguir perfectamente la ciudad de La Laguna al fondo del valle y, en el horizonte, El Teide, que domina la isla prácticamente desde todos sus rincones.
2) Zona de Cruz del Carmen
Este viejo cruce de caminos situado a más de 900 metros de altitud conectaba La Laguna con los antiguos caseríos de los altos de Anaga mediante unos preciosos senderos que aún se conservan.
Desde aquí, se pueden hacer varias rutas de senderismo sencillas que nos dan una idea de la vegetación del parque rural. Nosotros hicimos las siguientes:
La Hija Cambada
Sendero muy sencillo (3 km de longitud y unos 100 metros de desnivel de subida y descenso aproximadamente) y perfectamente señalizado que nos lleva directamente a un pequeño bosque de laurisilva desde el aparcamiento de Cruz del Carmen.
Dejamos el coche y caminamos por una pista que sale a la izquierda del restaurante para pronto dejar el asfalto y empezar el sendero de tierra. En la primera parte, descenderemos suavemente y llanearemos atravesando una zona de laureles y viñátigos que, en muchas ocasiones, se cierran en lo alto creando un espectacular entorno de arcos naturales.
Tras intersecar un par de veces la carretera, iniciamos el tramo de regreso por un cortafuegos rodeado de brezos y fayas hasta volver al punto de inicio.
El Sendero de Los Sentidos 3
Volvemos al aparcamiento y, a mano izquierda, veremos las indicaciones para los tres «Senderos de los Sentidos» que parten desde ese punto.
Estos caminos, reminiscencia de los antiguos senderos que unían Anaga con La Laguna, conservan todavía restos de escalones y de las desangraderas ideadas para que discurriese el agua en época de lluvias.
El más complicado de los tres, es el número 3, que incluye parcialmente al 1 y al 2. Tiene una longitud aproximada de 1,3 kilómetros y un desnivel acumulado de ascenso y descenso de poco más de 100 metros.
En su punto medio accedemos al Mirador del Llano de Los Loros con unas alucinantes vistas de las montañas de Anaga y, al fondo, el área pesquera del poblado de San Andrés.
Mirador de Cruz del Carmen
Accesible en un minuto desde el aparcamiento. Poca o ninguna novedad ofrece respecto al anterior Mirador de Jardina. Buenas vistas de La Laguna y El Teide.
3) Mirador Pico del Inglés
Esta montaña (El Pico del Inglés) es una de las más altas de Anaga con 990 metros de altitud y su mirador uno de los más impactantes, ya que nos ofrece vistas en dos direcciones.
Por un lado, se repite la vista de los Miradores de Jardina y Cruz del Carmen de La Laguna y El Teide, solo que esta vez con parte del Macizo de Anaga por delante, lo que le da al conjunto un aspecto más salvaje.
En dirección opuesta, se levanta ante nosotros la zona central de Anaga y podemos distinguir a lo lejos uno de los Roques más famosos de la zona: El Roque de Dentro.
4) Taganana y sus Alrededores
Llegar a Taganana no es ninguna tontería. Visto en el mapa puede parecer poca distancia pero lo enrevesado de la carretera multiplica el tiempo previsto por dos. Aún así, antes de llegar al pueblo, el trazado de la TF-134 nos regalará preciosas vistas del poblado y sus montañas.
TF-134: Rumbo a Taganana
La carretera se estrecha tanto que pronto empiezan a proliferar los apartaderos para que, al cruzarse dos coches en direcciones opuestas, uno se meta en el hueco para facilitar el paso del otro. Una vez más, nos acordamos de la Isle of Skye en Escocia y sus Passing Places.
Antes de la bajada final nos detenemos en el Mirador de Amogoje, nombre que recibe por un promontorio de piedra que sobresale sobre la ladera (también conocido como León de Piedra), para ver en su totalidad el pueblo de Taganana.
Esta población es una de las más antiguas de la isla y la más importante del Parque Rural de Anaga. Su curioso nombre es de origen guanche y algunos investigadores lo relacionan con la palabra anagan que significa «rodeado de montañas» o taganan que significa «cuesta» (algo perfectamente comprensible viendo donde está, jejeje…)
Desde el mirador podemos ver también los Roques de Anaga (Roque de Dentro y Roque de Fuera), el Barranco del Campanario y la Reserva de El Pijaral.
Benijo y su Playa
Dejamos atrás Taganana y seguimos la TF-134 hasta el final. Llegaremos al pequeño caserío de Benijo después de pasar por la Playa de Almáciga. Aquí la visita está clara: su flamante playa de arena negra.
La Playa de Benijo (en principio de carácter nudista) es de las menos accesibles de la isla. Para empezar está ahí, al final de una carreterucha, al final de la punta noreste de la isla. Pero no solo eso… Benijo está a unos 100 metros de altitud, por lo que para llegar a la playa hay que descender unas escaleras que harán que más de uno se replantee si realmente quiere bajar o no.
Yo no le di ni dos vueltas. Escalón tras escalón me planté en este formidable paraje, una playa mágica rodeada de acantilados y protegida por los Roques de Anaga, entre los que destacan el Roque de Dentro y el Roque de Fuera.
Mirador El Bailadero
Remontamos ladera arriba la TF-134 y enlazamos con la TF-123 para ir a Chamorga. A pocos kilómetros una parada obligatoria: El Mirador de El Bailadero nos permitirá contemplar una nueva perspectiva del Valle de Taganana. La visión de la carretera TF-134 desde aquí es, como mínimo, espeluznante.
4) Chamorga: Casas de Tafada
La carretera TF-123 termina en Chamorga, el pueblo más aislado de la isla de Tenerife. Desde este pequeño caserío de 50 habitantes empieza una de las rutas que más recomiendan los tinerfeños: El Camino de Casas de Tafada.
- Duración: 2 horas (29 de diciembre)
- Zonas Visitadas: Chamorga, Barranco de Chamorga, Casas de Tafada, Faro de Anaga, Roque Bermejo, Roque de Dentro, Roque de Fuera
- Kilómetros Recorridos: 4,5 kilómetros (ida y vuelta)
- Desnivel Total Acumulado: 220 metros de subida y 220 metros de bajada
- Puntos de Altitud Máxima y Mínima: 625 m / 470 m
Resumen de la Ruta
Este recorrido puede transformarse en un interesante recorrido circular que coincide en su primer tramo con el propuesto pero que baja hasta el Faro de Anaga y el Roque de Bermejo y regresa siguiendo un sendero por la zona del Barranco de Chamorga. El desnivel de subida y bajada se triplica y la duración se duplica, por lo que es importante iniciarla con tiempo y buena provisión de agua.
Para hacer el recorrido de Casas de Tafada empezamos a caminar a la izquierda del único Bar del pueblo: «Casa Álvaro». Siguiendo la señal de Casas de Tafada (ojo, no la de Faro de Anaga) continuaremos toda la ruta por un sendero sin pérdida que no se bifurca hasta el final.
Después de ganar los primeros metros de desnivel, volvemos la vista para ver Chamorga al completo. Curiosamente, está asentado en una pequeña llanura, la única del valle y del barranco.
Pronto se empieza a apreciar el final del barranco que llega hasta el océano, introduciendo los contrastes azules con el verde intenso de la frondosa vegetación del Parque Rural de Anaga.
Si nuestro objetivo es llegar a ver los Roques de Anaga y el Faro de Anaga no debemos confundirnos en la única bifurcación del camino. Llegará un momento en el que distinguiremos por primera vez a lo lejos una palmera solitaria que sobresale en lo alto del macizo.
Debemos fijar nuestra mirada en ella y, cuando llega la bifurcación del sendero hacia la izquierda, ignorarla y seguir caminando al frente hacia la palmera.
Seguimos un poco más dejando atrás la palmera, acercándonos al precipicio. La infinita visión del horizonte con el Roque Bermejo y el Faro de Anaga al final del precipicio recompensará toda la subida hasta Casas de Tafada.
Buscamos ahora algún pequeño camino entre los matorrales que quedan a la izquierda de la palmera. Los atravesamos con cuidado para llegar a ver la segunda gran vista de esta ruta: los Roques de Anaga (el de Dentro y el de Fuera).
Espectacular.
El camino de vuelta lo hacemos siguiendo el mismo sendero que nos trajo hasta aquí para regresar a Casa Álvaro, donde podremos tomar unas tapas de garbanzos o embutidos por un precio irrisorio que nos ayudarán a recuperar las energías invertidas en la caminata.
Y aquí se acaba nuestro recorrido por esta mágica región de Tenerife.
¡El Parque Rural de Anaga es un «must» absoluto de las Canarias!