Tenerife 2016 – La Naturaleza del Norte

El esplendor natural de Tenerife va mucho más allá del Parque Natural del Teide. En el norte hay muchas propuestas interesantes para entrar en contacto con el lado más salvaje de la isla.

Una de estas propuestas es el Parque Rural de Anaga, un gran desconocido para los no insulares y que dejará boquiabierto a quien se atreva a adentrarse en su escarpado relieve. Pero de eso hablaré en otro momento…

Escapando del árido, masificado y preparado-para-los-guiris sur, podemos disfrutar de locas montañas, profundos barrancos, acantilados gigantes y frondosos bosques.

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Sendero de los Guardianes Centenarios

El Paisaje Protegido de Las Lagunetas es un bosque de gran valor por su importante variedad de flora ya que alberga varias especies endémicas seriamente amenazadas.

Una sencilla forma de acercarse a este paisaje es el sencillo Sendero de los Guardianes Centenarios de Agua García. Cerca de Tacoronte, seguiremos las indicaciones hasta el poblado de Agua García. Al final de la calle Hoya de Manzaneros sale una pista medio asfaltada por la que podemos entrar sin miedo con el coche hasta llegar al parking Lomo La Jara (N 28º 27,369’ O 16º 24,214’).

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Sendero de los Guardianes Centenarios

Desde ahí, este sencillo sendero circular de 2,5 kilómetros y poco desnivel (150 m de subida y 150 m de bajada) nos llevará serpenteando por un bosque de árboles centenarios que suponen una pequeña muestra de la laurisilva que cubría las islas antiguamente.

Resulta muy interesante el momento en el que la ruta pasa junto a las Cuevas de Toledo de las que se extraía una sustancia utilizada para elaborar vidrio entre los siglos XVI y XIX.

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Cuevas de Toledo en el Sendero de Los Guardianes Centenarios

Punta del Hidalgo

Esta pequeña localidad, cerca de Bajamar y Tacoronte, se encuentra a las puertas del Parque Rural de Anaga. El Mirador de San Mateo (continuando la carretera TF-13 hasta el final) nos permite contemplar el mar y las primeras vistas del parque natural.

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Mirador de San Mateo

El pueblo debe su nombre a un guanche que por ser hijo bastardo no recibió el título de Mencey que le correspondía, y en el reparto de tierras de su padre le tocó esta pequeña punta que pasó a conocerse como Punta del Hidalgo Pobre (información extraída de www.rutasdelpatrimonio.es)

Playa de Las Teresitas

Esta curiosa playa está entre el pueblo portuario de San Andrés y el Parque Rural de Anaga. Originalmente una típica playa de arena negra tinerfeña, fue ampliada y modificada en los años 70 trayendo arena directamente del Sahara (locas ideas made in Spain).

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Playa de Las Teresitas

El resultado es una bonita playa de arena casi-blanca que, al parecer, se masifica bastante. Nosotros tuvimos suerte ya que el día que pasamos por ahí (claro que era diciembre…) había muy poca gente y pudimos tomar algo tranquilamente en uno de los chiringuitos mientras 5 parapentes haciendo filigranas en el aire me daban envidia máxima.

Masca y el Macizo de Teno

El pequeño poblado de Masca está ubicado en el Macizo de Teno y junto al barranco de su mismo nombre a una altitud de 750 metros. El pueblo en sí no tiene nada más allá de las increíbles vistas que ofrece a sus visitantes casi en todas las direcciones.

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Masca y su endiablada carretera desde el Mirador de Hilda

Bueno, eso, y la inolvidable (y para mucha gente seguro que aterradora) experiencia de atravesar conduciendo el Macizo de Teno desde Santiago del Teide hasta Buenavista del Norte. La carretera se estrecha hasta el límite y va surcando por las laderas de las montañas dibujando un trazado imposible y amenazante.

Además del Mirador de Hilda, las vistas del Barranco de los Carrizales desde el Mirador de Baracan (conduciendo de Masca a Buenavista del Norte) es un espectáculo que solo quienes surquen esta enzarzada carretera podrán disfrutar. Al fondo, se ve el mar siempre que la dichosa Calima no lo impida.

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Vistas desde el Mirador de Baracan

Acantilados de Los Gigantes

Esté el campamento base en el sur o en el norte de la isla, hay que conducir hasta aquí para dejarse deleitar por estas impresionantes formaciones volcánicas de piedra basáltica que llegan a superar en algunos puntos los 600 metros de altitud.

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Vista de los acantilados desde la Playa de los Guíos

El pueblo de los gigantes vive fundamentalmente de los turistas que eligen esta pequeña villa costera para disfrutar de su playa volcánica de arena negra (Playa de los Guíos) y de las vistas de los acantilados.

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Además, si el día está despejado (y no hay Calima ¬¬) se puede distinguir perfectamente la isla de La Gomera en el horizonte. En nuestro caso, pudimos intuir solamente su perfil, ya que el dichoso polvo en suspensión en la lejanía nos truncaba las vistas de larga distancia.

Aún así, por supuesto que la visita valió la pena.

En el puerto contratamos un tour de 2 horas con una de las múltiples pequeñas empresas que ofrecen recorridos en barco o lancha por los acantilados. Conviene elegir una que ofrezca viaje en lanchas pequeñas, pues son los únicos que pueden meterse en alguna de las cuevas que están cerca de la Punta de Teno.

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El Barranco Seco en Los Acantilados de Los Gigantes

Curiosamente, el dueño de nuestra embarcación era de O Grove y tiene un piso en Pontevedra. Si es que… ¡los gallegos acabaremos dominando el mundo definitivamente!

Durante esas dos horas, pasamos por todos los barrancos y formaciones rocosas que van desde la Playa de los Guíos hasta casi la Punta de Teno: La enorme pared rocosa de El Eco, El Barranco Seco y su playa y curiosos colores en la roca, el final del Barranco de Masca (que el día anterior habíamos visto desde arriba), La Punta Galera y la Roca del Toro, la playa de Juan López y la playa y final del Barranco de Los Carrizales.

Finalmente, pasamos junto a la Cueva de Los Barcos y entramos con la lancha en la Cueva del Espejo y la Cueva del Guanche. El color del océano dentro de estas cuevas nos impactó por la intensidad del azul, algo que no nos esperábamos.

Compartimos este viaje con tres ingleses que, en el recorrido de vuelta, decidieron darse un baño cuando paramos delante de la playa de Juan López. Nosotros, como gallegos de costa, no teníamos tanto mono de baño y puesto que el día estaba algo frío decidimos quedarnos ese rato de relax en la lancha. Pues bien, el relax duró poco… una de las inglesas (que se tiró con traje de neopreno y equipo de snorkel) no era capaz de subir de nuevo a la embarcación (en parte debido a su visible sobrepeso) y empezó a agobiarse, diciendo que le costaba respirar. El guía puso cara de circunstancia y consiguió que la mujer se relajase y, tras varios minutos de intentos frustrados, que volviese a subir.

Estos guiris… ¡es que muchas veces no las piensan!

Con anécdota incluida, el recorrido surcando los mares junto a estos gigantes resultó ser toda una experiencia.

2 comentarios en “Tenerife 2016 – La Naturaleza del Norte

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