Myanmar 2019 – Etapa 4 – Bagan: Cuatro Días de Madrugones, Templos, Amaneceres y Mucho Disfrute

Viajar de forma independiente y con tiempo me dio la oportunidad de conocer de lleno de uno de los sitios más mágicos del Sudeste Asiático. Muchos viajeros dedican únicamente 2 días porque solo están 2 semanas en Myanmar (incluso viajes organizados más largos pasan solo 2 días en Bagan), pero yo creo que una estancia de 3 días permite disfrutar más tranquila y pausadamente del encanto de la tierra de los 2000 templos.

En un principio tenía un “maravilloso” (y matemáticamente cuadriculado) planning de 3 días para meterme en las entrañas de Bagan, pero el arte del cambio de planes volvió a apoderarse de mí y, ya en el primer desayuno, decidí quedarme con la idea y el mapa de los sitios por los que quería pasar, pero lo del orden ya lo veríamos…

Llegada a Bagan Y… ¡De Golpe a la Acción!

A Bagan llegué en autobús desde Nyaungshwe (o, lo que viene a ser lo mismo, el Lago Inle). El cómodo J.J. Express nos dejó a las 4 de la mañana aproximadamente en la estación de autobuses Shwe Pyi que está, más o menos, en la nada de la carretera principal junto al aeropuerto.

Desde ahí tuve que coger un taxi que negocié por 9000 kyats para ir directamente al Baobabed Hostel, situado convenientemente un poco al sur de núcleo principal de Nyaung U (17.000 Kyat por noche en habitación compartida con desayuno) con parada por el medio para pagar la entrada a Bagan.

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Bagan es muy plano pero aún tiene bastante vegetación

Este ticket (25.000 Kyats) es válido para 5 días desde el momento de la compra, pero en los 4 días que pasé en Bagan solo me lo pidieron una vez y no precisamente en un templo, sino en un montículo desde el que estábamos viendo el amanecer. Nada tiene sentido, pero así son las cosas.

Ya en el hostal, hice el check-in, dejé la mochila en el almacén y me junté con Álex, el chico de Barcelona con el que había compartido el trayecto en tren de Mandalay a Kyaukme. Él llevaba varios días en Bagan y esa era su última jornada, así que habíamos quedado para ir a ver el amanecer a un sitio que le habían recomendado.

Poco antes de las 5 de la mañana alquilé mi primera e-bike enfrente del hostal (6000 Kyats por todo el día, desde las 5 de la mañana hasta las 7 de la tarde) y nos fuimos a ese supuesto mirador… ¡que estaba incluso más lejos que la estación de autobuses!

Se llama Tuyin Taung Pagoda, y no vale la pena: está lejos, hay que hacer un trozo a pie cuesta arriba y las vistas son normalitas del todo porque está muy lejos de todas las ruinas. Además, el día parecía que iba a estar nublado y la niebla mañanera no dejaba ver gran cosa, así que nos volvimos al hostal con el rabo entre las patas.

Desayunando cambió mi suerte cuando Gabriel, un chico de Argentina que también estaba viajando solo, se sentó en mi mesa.

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Cazando amaneceres y globos con Gabriel

Empezamos a hablar, congeniamos muy rápido y, sin darnos cuenta, habíamos trazado un plan de acción para los siguientes días que incluía un par de miradores furtivos o clandestinos que iban a aportar una dosis de adrenalina muy sabrosa.


Día 1: Ladrillos Rojos Bajo un Cielo Gris

Gabriel me dijo lo mismo que me había comentado Álex un par de horas antes: que los días anteriores habían tenido un tiempo de perros, con muchísima lluvia y todo embarrado, pero que ese día iba a ser de transición y después ya volvía el sol. ¡Había llegado en el momento oportuno!

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A las 9:30 de la mañana nos pusimos en ruta, cada uno en nuestra moto, para hacer un poco de investigación y de turisteo por algunos de los templos secundarios.

Dhammayazaka Pagoda y La Pagoda «Secreta»

Lo primero que hicimos fue buscar la pagoda que había encontrado Gabriel gracias a una publicación de Instagram y a la que, supuestamente, se podía acceder porque habían cerrado mal la puerta.

Lo que queríamos era cerciorarnos del camino para llegar hasta ella y comprobar que, efectivamente, era posible subir para así ir uno de los días siguientes a ver el amanecer.

La Pagoda Secreta en cuestión está cerca de un templo importante, la Dhammayazaka Pagoda, situada en una zona a la que llegan pocos o casi ningún turista.

Desde esa pagoda la nuestra estaba a poco más de un kilómetro y, vista desde la pista principal, parecía un sitio totalmente destinado al olvido porque no destaca por nada especial y además en el acceso al terreno han puesto un montón de arbustos que pinchan para que la gente no pase (método rústico pero no infalible).

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La pagoda en sí no vale nada, lo importante son las vistas desde lo alto

Saltar o atravesar los arbustos de pinchos no fue muy complicado porque alguien ya había pisado un trozo antes que nosotros, pero la complicación verdadera la encontraríamos dentro de la pagoda.

Los cuatro accesos están también tapados con troncos y maderas, pero uno de ellos (el de la izquierda según se llega a la pagoda) tiene un hueco enorme por el que se puede pasar caminando.

Ya dentro, hay dos huecos con escaleras para subir a lo más alto, y los dos con su correspondiente cancilla con candado. Supuestamente, una tenía que estar abierta por haber puesto mal el candado, pero no… Efectivamente, el cerrojo estaba mal pasado, pero para corregir esto ataron la puerta de la cancilla con una especie de cadena de moto, haciendo que fuese imposible abrirla…

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Vistas de Dhammayazaka desde la pagoda secreta

Pero con lo que no contaban era con estos dos saltimbanquis que, rápidamente, vieron cómo podían saltarla sin excesiva complicación por el hueco que quedaba entre la cancilla y el techo.

¡Estaba claro! Era posible acceder a lo alto para disfrutar de un amanecer con buenas vistas y sin turismo, así que acordamos ir en dos días porque al día siguiente Gabriel tenía el amanecer desde el globo, una de las actividades más famosas (y caras, rondando los 300€) de Bagan.

Dhammayangyi Paya y Shwesandaw Paya

El primer templo real que visitamos como turistas fue Dhammayangyi Paya, uno de los más grandes de la zona central de Bagan y que fue construido por el Rey Narathu en la segunda mitad del siglo XII.

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Dhammayangyi Paya

Narathu pensó que la construcción de este enorme templo sería suficiente para limpiar el mal karma acumulado por el asesinato de su padre, el rey Alungsithu, que habiendo sido dado por muerto al estar muy enfermo, fue asesinado por su propio hijo cuando empezaba a mostrar síntomas de recuperación… En fin, familias reales…

Fue construida siguiendo el modelo de Ananda Paya y se distingue rápidamente por su extraña y única parte superior que le da la forma de una especie de zigurat.

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Desde un montículo que hay dentro de los muros, hay unas vistas muy buenas de Myauk Guni Paya, aunque para subirlo hay que tener aprobado el nivel intermedio de Fakir, porque el suelo no es precisamente el óptimo para ir descalzo…

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Myauk Guni Paya

La verdad es que no sé cómo no acabé con lumbalgia de tanto agacharme para poner y sacar las sandalias cada 10 minutos a lo largo de 4 días para entrar en los templos.
Siguiendo la ruta, paramos brevemente en el Complejo Shwe Nan Yin Taw, una colección de bonitos edificios menores de ladrillo con sus ventanas, entradas y estupas.

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Allí encontramos un agujero con 5 cachorrillos asustadizos que debían estar esperando por su madre.

Es increíble la cantidad de animales recién nacidos que hay en este país en esta época del año. Mire donde mire, siempre hay perrillos, gatitos, pollitos, cerdos pequeños, terneros… ¿Habrá una fecha oficial de crianza?

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Siguiendo la pista nos detuvimos en la Shwesandaw Paya, que fue la primera gran estupa de Bagan (mediados del siglo XI).

Se construyó para albergar una reliquia de Buda (un pelo supuestamente… nivel de fetichismo al 200%) y su forma creó tendencia para las posteriores grandes estupas de Bagan: terrazas cuadradas decoradas con formas circulares.

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Antes era uno de los miradores estrella para la puesta de sol, pero… ya no.

Hacia New Bagan

Nuestra ruta continuó por la carretera principal conduciendo hacia el sur, pasando primero por la famosa Minga Lar Zedi (pero que estaba hasta arriba de andamios en proceso de restauración) y siguiendo hasta Lawkananda Paya, que no es más que una estupa dorada más.

Hay varios templos importantes con andamios, lo que se debe probablemente al fuerte terremoto de hace un par de años que causó severos daños en algunas de las construcciones. Al menos, afortunadamente, parece que hay voluntad de repararlos para asegurar su conservación.

Volviendo hacia el norte paramos en la Myazedi Pagoda, otra estupa dorada poco concurrida antes de explorar con más calma una zona de templos desierta unos 100 metros al sur de Nanpaya.

Parece ser que a esta zona se le llama Black Elephant y es un conjunto de varias pagodas y estupas bastante bonito y siempre vacío de gente.

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Además, fue aquí donde descubrimos sin buscarlo uno de los miradores semi-clandestinos, ya que a uno de los templos se puede acceder libremente sin ningún tipo de impedimento (no hay que trepar muros, ni saltar puertas ni nada… simplemente entrar y subir).

Atardecer Cerca del Templo Khayminga

Volviendo hacia el hostal nos detuvimos en una zona en la que había un montón de gente preparando algo (cerca de los templos Khayminga y Upali Thein). Estaban colocando velas para, seguramente hacer algo por la noche.

Inspeccionando la zona descubrimos una estupa a la que era muy fácil subir y a la que iríamos después para ver la puesta de sol sin demasiado éxito (después de 10 minutos arriba vino un hombre y nos echó), pero igualmente junto a la estupa descubrimos los restos de un muro (N 21,17631º, E 94,87371º) desde el que hay unas vistas muy decentes y sin trazas de presencia humana por ningún lado.

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Después de una parada técnica en el hostal para ir al baño y coger algo de comida, volvimos al sitio para la abortada puesta de sol (aunque dio un poco igual porque como estaba nublado no se veía el sol por ningún lado) y el espectáculo de las velas.

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A medida que se hacía de noche empezaron a encenderlas y a iluminar los pequeños templos de la zona, que pronto adquirieron un aspecto místico casi de meigallo.

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Nos sorprendió ver que realmente casi toda la gente que había (mucha) eran locales, probablemente disfrutando de lleno de una de las celebraciones de la semana de la Luna Llena al igual que había ocurrido en Taunggyi con su festival de los Globos de Fuego, pero aquí prácticamente sin ningún turista.

Estupendo, disfrutamos del momento de cultura local como quisimos y esperamos hasta que lanzaron farolillos (reconozco que no tengo ni idea de cómo se llaman) que, bajo la oscura y negra noche sin estrellas, iluminaron parcialmente el cielo acompañando a sus terrestres camaradas las velas.

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¡Un primer día relajado pero bastante completo en Bagán!


Día 2: Sol y Grandes Templos

Mi segunda jornada en Bagan iba a ser el día más completo: amanecer + templos y pagodas importantes + puesta de sol.

Amanecer Desde un Montículo

Empecé la jornada, una vez más, a las 5 de la mañana. Esta vez volví a juntarme con Sophie y Elien, mis amigas de Bélgica, para ver el amanecer y después hacer un recorrido por el Bagan más destacable.

Para el amanecer fuimos hasta el mirador llamado Brick Mound, al que se puede llegar perfectamente con las e-bikes siguiendo las indicaciones del GPS. Cuando llegamos era noche cerrada aún y estábamos 4 gatos, pero poco a poco fue llegando más gente hasta que el lugar se llenó (aunque no llegó a ser del todo agobiante).

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El amanecer desde este punto está bien, aunque la vista no es precisamente impactante. Aún así, teniendo en cuenta la restricción del acceso a las pagodas, es probablemente de los mejores sitios de fácil acceso para ver el amanecer.

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Persiguiendo globos en Bagan

Cuando el sol ya estaba brillando vimos que los globos iban claramente en otra dirección, así que volvimos a nuestras motos y empezamos a perseguirlos. ¡Esa parte fue mucho más bonita y divertida que el amanecer!

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Al final, fueron los propios globos los que nos llevaron hasta zonas de Bagan de las que me gustan a mí, alejadas del radar y sin turistas. Fue un inicio de jornada bastante prometedor.

Shwezigon Pagoda, Templo Gu Byauk Gyi Myin Kabar y Htilominlo Paya

Tras la excursión del amanecer volvimos al hostal para desayunar y, poco después, empezamos nuestro recorrido por los templos más importantes de Bagan. Nos habíamos planteado parar a descansar un poco pero el día iba a estar tan caluroso que cuanto antes empezásemos mejor.

Como primer destino fijamos la pagoda Shwezigon, el sitio de peregrinaje más importante de la zona y que es, a su vez, uno de los templos que más difiere del estilo arquitectónico típico de Bagan.

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Shwezigon Pagoda

Su construcción se inició durante el reinado de Anawrahta (segunda mitad siglo XII) para, una vez más por supuesto, albergar unas reliquias de Buda traídas de Sri Lanka.

Nada más llegar entendimos que esta vez sí que íbamos a entender de verdad lo que eran las celebraciones del dichoso Tazaungmone, porque el sitio estaba abarrotado de peregrinos de todo el país (decenas o cientos de monjes incluidos) que transformaban el aspecto de un lugar tan sumamente sagrado en una auténtica feria.

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¡Era una verdadera locura! Pero no podemos quejarnos porque teníamos la suerte de ver de primera mano la Myanmar real, con un nivel de devoción por parte de la gente al que yo no estoy acostumbrado.

Después de atravesar como pudimos una de las entradas, transformada en un enorme mercadillo, entramos al recinto de la pagoda en el que había un movimiento comparable al de una parada de metro de Madrid en hora punta.

Por un lado filas enteras de monjes esperando para… algo, que no llegamos a saber lo que era.

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De fondo, una señora berreando como loca en un micrófono una música estridente de estilo chinesco que alcanzaba frecuencias aún no conocidas por la humanidad (normal que, en esta ocasión, no hubiese ningún perro dentro)…

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Ultrasonidos en Shwezigon Pagoda

… y, sobre todo, cientos de personas, amigos y familias disfrutando de la llegada a un lugar que para ellos es muy sagrado.

Y ahí, en medio de todo el mogollón, los tres blanquitos europeos dando el cante. ¡Genial! Cuando el gentío pudo con nosotros, cogimos las motos y fuimos hasta el Gu Byauk Gyi Myin Kabar, cercano a la Shwezigon Pagoda pero totalmente distinto en material, estilo y público.

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Gu Byauk Gyi Myin Kabar

Estas ruinas son de las mejor conservadas de Bagan en cuanto al trabajo en piedra de la fachada y las pinturas de su interior. También es interesante por tener un estilo piramidal, algo bastante raro en los templos de la época.

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Desgraciadamente, el alemán que documentó las pinturas hace algo más de 100 años se sintió también con la libertad de sacar varios paneles y llevárselos para venderlos en subastas al clásico estilo europeo-expoliador.

Siguiendo por la carretera general, nos acercamos hasta el Htilominlo Paya, uno de los templos más modernos de Bagan (encargado por el Rey Htilominlo a principios del siglo XIII) y también más impresionantes.

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Lo que más destaca es su exterior, adornado por excelentes trabajos en estuco que se han conservado milagrosamente casi intactos hasta nuestros días.

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El interior, sin embargo, es menos llamativo, con los clásicos cuatro Budas (cada uno en una dirección) decorados con elementos modernos y, en muchas ocasiones, tirando a horterillas.

Upali Thein y Ananda Paya

Siguiendo hacia el sur por la carretera principal, hay un templo pequeño y curioso a mano derecha, un par de kilómetros antes de cruzar la puerta de acceso a Old Bagan.

Este pequeño y coqueto edificio del siglo XIII es de los pocos Salones de Coronación que quedan en Bagan. No se podía entrar a su interior, pero rodearlo por fuera fue interesante y, además, nos sirvió para encontrar un par de templos metidos entre los arbustos hacia el oeste que parecían desiertos y que acabarían proporcionándonos uno de los miradores semi-secretos.

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Upali Thein

Pero, sin lugar a dudas, el templo que más nos impresionó de lo que llevábamos de día fue Ananda Paya, casi ya a la entrada de Old Bagan, y que llama la atención por sus formas y colorido. Se construyó aproximadamente en 1100 y, desde el principio, fue de los templos más grandes de Bagan.

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Ananda Paya

En este templo fue donde experimentamos por primera vez y a lo grande el concepto de las “cuatro entradas”. Cada una de ellas conduce al interior del templo y a una escultura de Buda, y pueden parecer excesivamente similares, por lo que conviene asegurarse bien en cuál se ha dejado la moto para no perderse a la salida.

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El exterior de Ananda Paya fue lo que más me gustó. Todas las entradas están decoradas con pequeñas estupas, bonitas puertas y estatuas de leones y Budas.

El recinto es estupendo e invita a pasear dando vueltas alrededor del templo a la vez que la gente local disfruta de uno de los lugares más bonitos de todo Bagan.

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Una vez dentro, nos hizo gracia una especie de plataforma redonda a la que la gente tiraba dinero. Era gracioso, porque como en Myanmar no hay monedas, todos intentaban que su billete cayese justo encima de la plataforma y no por uno de los laterales (a lo mejor se supone que trae más suerte).

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¡Toma billete!

Pasado esto, hay dos pasillos (uno dentro de otro) que recorren los cuatro lados y los cuatro Budas del templo.

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¡Había tanta gente que nos perdimos! Y al haber tanto pasillo parecía que iba a ser difícil encontrarnos, pero al final tres europeos blancos y altos en medio de tanto oriental…

Pues eso, detectamos nuestras cabezas rápidamente.

Thatbyinnyu Paya y Alrededores

Ya dentro de la zona conocida como Old Bagan, paramos en el templo más alto de todo Bagan (66 metros de altura) y construido en la primera mitad del siglo XII.

¡Eeeeeenorme!

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Thatbyinnyu Paya

Lo primero que hicimos fue acceder a su interior, pero nos quedamos un poco chafados porque nada de lo que vimos era acorde a la monumentalidad del exterior… Así que este es uno de esos templos a los que compensa mirar desde fuera y dejarse llevar a los tiempos del antiguo Reino de Bagan.

Además de por su tamaño, Thatbyinnyu Paya destaca por haber sido el primer templo de Bagan construido al estilo del “Doble Cubo”, con la parte principal situada en el cubo superior y el cubo inferior diseñado simplemente como un mazacote sólido para sostener el peso de lo que le fuesen a poner encima.

En uno de esos momentos en los que estábamos prendados mirando para el templo, empezó un aluvión de peticiones de fotografías que me recordó a lo vivido unos años atrás en Borobudur (aunque aquello fue mucho más heavy).

La gente local que visita Bagan aprovechando la fiesta del Taungzamone dichoso, no quería perder la oportunidad de fotografiarse con los “exóticos europeos”. ¡Qué gracia! El mundo al revés.

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Ronda de fotos con la gente local

Los que más gracia me hacen son los que te lo piden con una vergüenza asombrosa y se quedan contentísimos cuando les dices que sí sin ningún tipo de reparo. Los que se ponen directamente a tu lado y hacen la foto sin ni siquiera decir hola me dan algo más de pereza.

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A un lado de esta enorme mole, ejemplo de la grandeza de Bagan, vimos una estupa a la que vale la pena echarle un ojo.

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Pero antes de acercarnos, una chica muy agradable y hablando buen inglés insistió en enseñarnos gratis (sonaba sospechoso) el pequeño templo que estaba justo enfrente…

No fue gran cosa y al final lo que quiso fue que visitásemos su tienda, pero al menos había buenas vistas de Thatbyinnyu.

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Lo que sí que estuvo bien fue la susodicha gran pagoda (Mahazedi Pagoda), a la que ya no se puede subir pero que impone a cualquiera con su tamaño.

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Últimas Visitas antes de la Puesta de Sol

Sophie y Elien se fueron un rato a descansar al hostal pero yo seguí aprovechando el día tan bueno que hacía con mi flamante e-bike.

Primero paré en la Gawdawpalin Paya, de estilo semejante a Thatbyinnyu, donde me senté un rato a la sombra a descansar y contemplar sus 55 metros de perfección.

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Gawdawpalin Paya

Después fui hasta Bupaya, donde me encontré un nivel de gentío tal que me invitó a quedarme poco tiempo. Supuestamente es uno de los lugares más populares para la gente local, pero a mí no me pareció gran cosa… Una estupa dorada con vistas al río y ya.

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Bupaya

Aprovechando la bonita luz de las horas finales del día (que bañan a los ladrillos de los templos con unas tonalidades preciosas) volví hacia la zona en la que había estado el día anterior con Gabriel (la del “muro”), para aprovechar otro momento de tranquilidad con bonitas vistas de las estupas…

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Vuelta al muro cerca del Templo Khayminga

… y después me decidí a encontrar el camino para llegar a las pagodas de los arbustos cerca de Upali. No fue muy difícil (lo comenté en la entrada anterior), y ya cuando descubrí que se podía acceder a una le escribí a Gabriel para que viniese a todo correr.

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Vistas desde este nuevo hallazgo

Habíamos quedado a las 16.30 en Te Nan Thar para trepar y ver la puesta de sol, pero quería que antes viese también estas vistas para así juzgar.

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El sitio le gustó mucho, pero él, que ya llevaba una buena recua de días en Bagan, vio que iba a a ser mejor para el amanecer, así que lo dejamos en barbecho para nuestra última mañana.

Puesta de Sol en Te Nan Thar

¡Esta sí que fue una puesta de sol en condiciones!

Cuando llegamos al templo apareció un local en moto diciéndonos que a esa no se podía subir peeeeero que él sí conocía una que bla bla bla… Le dijimos que estuviese tranquilo, que simplemente estábamos de paseo.

Cuando vio que no nos podía persuadir más se fue a buscar a otras víctimas y nosotros nos pusimos la piel de Spiderman para subir a lo alto del templo.

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Vistas desde lo alto de Te Nan Thar

No es muy complicado, pero que quede claro que no es como subir unas escaleras.

Estuvimos un rato solos y después aparecieron dos chicos de Perú que se animaron a subir al vernos a nosotros.

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Es un mirador tranquilo, relativamente protegido (para que la gente local no te descubra) y con buenas vistas de varios templos y también de la Puesta de Sol.

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¡Un final mágico para un día intensamente perfecto!


Día 3: Amanecer y Puesta de Sol Perfectos

El día del riesgo y la aventura había llegado. Para esta tercera jornada Gabriel y yo habíamos planeado subir a la pagoda que habíamos revisado el primer día para ver el amanecer y después visitar templos algo más alejados de la ruta habitual.

Amanecer y Globos en Privado

Alquilamos las motos a las 4:45 para llegar con calma (ya que se tarda un ratillo desde el Baobabed) a nuestra pagoda aislada y privada y seguir el plan acordado para no llamar la atención.

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Amanecer privado con globos

Dejamos las motos aparcadas en Dhammayangyi Paya y nos acercamos a nuestra pagoda caminando (10-15 minutos) para que así nadie pudiese ver motos cerca y no levantar ninguna sospecha.

Por el camino solo nos cruzamos con un local que iba en moto (pero nos camuflamos a tiempo detrás de un arbusto), así que cuando entramos a la pagoda nadie tenía conocimiento de nuestra presencia allí.

Saltamos la puerta como habíamos hecho un par de días antes y nos acomodamos para ver cómo iba cambiando la luz y, finalmente, saliendo el sol.

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¡Una auténtica pasada!

Fue un amanecer estupendo, con unas vistas maravillosas y la tranquilidad total de estar completamente alejados de los miradores conocidos.

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Además, tuvimos muchísima suerte con los globos porque pudimos verlos despegar y, rápidamente, comprobar que estaban volando justo hacia nuestra posición.

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Todo un regalo que nos merecíamos después de tanta investigación y planificación.
Aunque la pagoda está aislada de casi todo, sí que pasaba gente de vez en cuando, pero al estar en silencio absoluto nos daba tiempo de sobra para agacharnos y que no nos viesen.

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Finalmente, cuando ya estábamos más que satisfechos con las vistas y las fotos, nos olvidamos del riesgo y pasamos un último rato disfrutando del mirador sin importarnos ya si nos veían o no (que no sucedió, así que abandonamos el lugar totalmente victoriosos).

Últimos Templos por Descubrir

Con el hype subido después de un amanecer que había superado nuestras expectativas, volvimos al hostal para desayunar y descansar un rato antes de salir de nuevo para explorar.

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Templos de Minnanthu

Yo aproveché ese ratillo para intentar comprar el billete de autobús a Yangon del día siguiente. Por una vez en el viaje quería hacer un trayecto diurno, pero nada… ¡Estaban todos llenos! Así que al final acabé comprando uno de los dos últimos billetes para el autobús de las 8 de la tarde con J.J Express (el destino me había obligado-regalado un día más en Bagan).

A las 12 del mediodía volvimos a las motos y pusimos rumbo hacia la parte más central de Bagan. El templo más monumental que vimos ese día fue Sulamani Paya, de finales del siglo XII.

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Acceso a Sulamani Paya

Aunque mi favorito siga siendo Ananda Paya, entiendo que mucha gente lo considere el más bonito de todo Bagan porque, a pesar de tener una estructura similar a dos de los templos que había visto el día anterior, este era aún más refinado.

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En su interior están los típicos Budas que empezaban ya a parecer todos clónicos, pero también hay unos bonitos murales del siglo XVIII.

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Dispuestos a seguir nuestra ruta hacia el este, pasamos también por una enorme estupa solitaria (Inn-Hpaya) que me pareció curiosa y algo diferente a las demás, sobre todo por la forma y gordura de la parte superior.

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Inn-Hpaya

Nuestra idea era terminar el día conduciendo por los templos de Minnanthu, una zona muy poco transitada pero que definitivamente solo vale la pena si se tienen 3 o 4 días para Bagan ya que no hay templos que destaquen sobre los que se pueden ver en otras partes.

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Minnanthu y su vida rural

Lo que sí que nos gustó es ver alguna que otra escena de la vida real mezclada con los templos, recordándonos que aunque para nosotros sea un museo, realmente la gente local sigue haciendo su vida en Bagan a pesar del turismo (¡y que así sea!).

Atardecer y Puesta de Sol en la Torre (feat. 10.000.000 de Chinos)

Gabriel ya había subido días antes a la torre artificial (Bagan Viewing Tower) así que me fui yo solo a disfrutar del atardecer y la puesta de sol.

Tras pagar la entrada (8000 Kyats) y asombrarme con el tamaño de la susodicha torre (desde lejos no parecía que fuese a tener ese diámetro), subí en ascensor hasta lo más alto para hacerme con un hueco que no dejaría por nada del mundo.

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Puesta de sol desde la Bagan Viewing Tower

Y es que a las 16.30 la terraza-mirador estaba muy tranquila, pero a parir de las 17:00… ¡empezaron a llegar autobuses y, qué se yo, camiones incluso, con chinos y más chinos (y algún que otro turista de otras partes del mundo) transformándose aquello en un campo de fútbol!

Menos mal que yo tenía mi hueco con vistas a las montañas por las que se iba a poner el sol y pude recrearme con el momento y la inmensidad de Bagan.

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Pequeña porción de Bagan…

A pesar de lo extremadamente turístico y cero atractivo arquitectónico de la torre, vale la pena ir ya sea para la puesta de sol, el amanecer o simplemente para maravillarse con las vistas 360º y llegar a ser realmente consciente del tamaño de Bagan.

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Otro estupendo día que llega a su fin

Impactante cuanto menos.


Día 4: Reviviendo los Grandes Éxitos de Bagan

Lo que iba a ser un día de relax en la piscina del hostal acabó convirtiéndose en una divertida jornada como guía turístico de tres chicas españolas que conocí a través de un pasaporte desaparecido…

Amanecer en el Templo cerca de Upali

Como Gabriel se iba muy temprano de Bagan dejamos el amanecer en el templo que había descubierto yo para el último día ya que quedaba muy cerca del hostal.

A las 5:20 estábamos allí. El negro de la noche aún no había empezado a degradarse pero había una luz brutal gracias a la luna casi llena que coincidía entre dos de las tres pagodas.

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El primer rato estuvimos solos y, aunque después llegaron más turistas (algunos solos, otros con guía que les habría hablado de su “sitio súper secreto”), en ningún momento fuimos más de 14 o 15 personas, así que se estaba bien.

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Fue un bonito amanecer, pero más bonito aún fue la persecución de los globos que hicimos con las motos. En serio, no hay que perderse la experiencia de conducir por los caminos marcados por el vuelo de los globos, ¡es muy divertido!

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Cuando el tiempo se nos echó encima, volvimos al hotel. Gabriel cogió su mochila y siguió su camino y yo me tomé un merecido descanso para aprovechar y escribir un poco en el blog y organizar las fotografías.

Nuevas Compañeras gracias a un Pasaporte Perdido

Cuando ya estaba planteándome subir a la piscina, vi una publicación en un grupo de Facebook de viajeros en Myanmar sobre un pasaporte que alguien había encontrado. Era de una chica española, así que intenté buscarla por las redes sociales e Internet a ver si podía echarle un cable.

Finalmente conseguí su móvil y le escribí. Ya había recuperado el pasaporte y, curiosamente, habían llegado a Bagan la noche anterior. ¡Qué casualidad!

Así que como yo tenía el día sin ningún plan, me uní a ellas y las llevé de ruta por algunos de los sitios más interesantes e importantes (que ahora estaban totalmente vacíos una vez finalizado el festival) y también por los lugares más escondidos que habíamos encontrado Gabriel y yo los días anteriores.

Lo pasé muy bien con las Estheres y Olalla, y me alegré de volver a compartir momentos de viaje con alguien de España, ya que salvo ellas y Esther y Adoney unos días antes, no se ven muchos viajeros españoles por esta zona del mundo.

Para el atardecer las llevé al lugar que ya tenía pensado desde un principio: el templo de las ruinas “Black Elephant” que habíamos descubierto el primer día.

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El atardecer es muy bonito desde lo alto de ese templo, con el sol poniéndose por detrás de un árbol y colándose sus últimos rayos entre sus ramas.

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Un final perfecto para un lugar mágico que, a medida que va pasando el tiempo, me gusta más y más.

¡Y además en muy buena compañía!

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