Después de lo visto ayer, parecía imposible encontrar nada igual, pero las cascadas y cañones de hoy nos han dejado igualmente de piedra.
Nos hemos permitido el lujo de levantarnos algo más tarde lo normal porque nuestra primera parada resultó estar a un tiro de piedra del albergue: la cascada Skógafoss.
Esta cascada tiene 62 metros de caída lo que la convierte en un regalo para los sentidos.
Además de la vista de la cascada desde su base, nos ha gustado mucho subir hasta lo alto para tener otra perspectiva. La fuerza del agua es hipnotizadora y la frondosidad, con este verde intensísimo característico de Islandia, completan un paisaje espectacular y que hemos tenido para nosotros solos.
De aquí cogimos el coche y nos dirigimos a Kirkjubaejarklaustur, un pueblo impronunciable pero que tiene mucho, mucho que ofrecer. Lo primero que hicimos fue un cómodo paseo cercano al lago Systravatn sin rumbo fijo.
Aún no he estado en Nueva Zelanda, que es un destino soñado para mí, pero esta zona creo que podría ser igualmente sacada de El Señor de los Anillos, con estas inmensas praderas tan frondosas que te dan ganas de tirarte y no moverte. Nuestro camino llegó a su fin en una bonita pequeña catarata, que no es tan majestuosa como las vistas hasta ahora, pero supuso un buen punto final al paseo.
Siguiendo con las fosses, después de este paseo nos acercamos al pueblo para tomar una hamburguesa (hoy nada de sándwich, hoy contundencia), pero decidimos antes de comer subir hasta el mirador de la cascada Systrafoss, ya que requería poco tiempo y no estaba lloviendo (aún, porque aquí nunca se sabe). Después de subir a la cascada buscamos un sitio en el pueblo para recargar energías con esa hamburguesa tan deseada antes de volver al coche para conducir hacia el Parque Nacional de Vatnajökull o, en islandés, Vatnajökulspjódgardur, haciendo por el camino dos paradas estratégicas para visitar un cañón y otra cascada.
La cascada en cuestión se llama Foss a Sidu. En cualquier otro momento me habría parecido espectacular, pero después de las que ya hemos visto, se queda algo pequeña… aún así, está tan cerca de la ruta principal que vale la pena parar un rato.
Continuando la ruta vimos un cartel que indicaba un desvío a Dverghamrar, unas formaciones de basalto en columna con forma hexagonal bastante perfecta. No teníamos intención de parar ahí, pero íbamos bien de tiempo y ¡el día aquí es muy largo!. Estuvimos poco más de diez minutos, resulta curioso pero no es muy impresionante tampoco (además sabemos que más adelante, incluso hoy, veremos cosas parecidas).
Seguimos nuestra ruta para visitar el cañón Fjardrárgljúfur. Es algo difícil encontrar el desvío porque no está muy bien indicado, pero vale la pena mirarse bien cómo llegar ya que no lo visita nadie y es espectacular.
Se puede caminar un poco por el cañón en sí y también hacer alguna pequeña ruta por las dos laderas. Hay ciertos puntos con unas vistas impresionantes y bastantes rocas y pequeñas bajadas de fácil acceso que hacen las delicias para las cabras como yo. A los amantes de las alturas les encantará! 🙂
Una cosa de la que aún no he hablado es de las intrusas de la carretera. Vimos en el restaurante en el que tomamos la hamburguesa un cuadro con los distintos tipos de cabras y ovejas que hay en Islandia, y superaban la veintena. Al conducir por la Ring Road nos encontramos innumerables rebaños de cabras/ovejas en los arcenes, y a veces no tan en los arcenes… No es la primera vez que tenemos que parar el coche porque están acostadas en medio de la calzada, no se mueven, y tenemos que bajar a espantarlas. ¡Son totalmente temerarias! Además es muy curioso el hecho de que suelen ir siempre en grupillos de tres.
También es muy curioso el concepto de gasolinera. Como la isla está muy poco poblada y las distancias son muy largas, hay de vez en cuando surtidores solitarios en los que solo se puede pagar con tarjeta. Bien es cierto que aquí son amantes del dinero de plástico, ¡pues usan las tarjetas hasta para comprar una barra de pan!
Por fin llegamos a nuestro destino final de hoy (que será también nuestro destino de mañana), el Parque Nacional de Vatnajökull. Mañana vamos a hacer una ruta extrema por el glaciar, así que hoy simplemente queríamos adentrarnos en la Zona de Skaftafell, para hacer la ruta que lleva a la cascada Svartifoss. Es una cómoda ascensión que se hace en poco tiempo. Esta cascada está rodeada de columnas de basalto hexagonales bastante más impresionantes que las que habíamos visto unas horas antes.
Con este paseo, nos despedimos del parque hasta mañana y nos fuimos al albergue a descansar. Tocará madrugón para llegar a tiempo para hacer la ruta por el glaciar. La previsión del tiempo es excelente: carlorcillo y sol. ¡Veremos si se cumple!