La última parada del recorrido de norte a sur de Laos estaba clara. Si Phan Don (también llamadas las 4000 Islas) es un auténtico paraíso de relax en el corazón del Río Mekong en el que el tiempo pasa despacio y el estrés se esfuma completamente.
Organización de la Visita
El archipiélago de las 4000 Islas (aunque, evidentemente, hay muchísimas menos) está al sudoeste de Laos, muy cerca de la frontera con Camboya.

Este laberinto de islas e islotes formados por el propio Río Mekong se ha convertido en uno de los atractivos más famosos del país, y no es para menos: buen clima, el agua cristalina del río, poblados tradicionales aún no demasiado modificados y atmósfera de tranquilidad (en unas islas más que en otras).
Qué Isla Elegir y Cómo Llegar
Las tres islas con alojamiento y un mínimo de infraestructura son Don Khong, Don Khone y Don Det. En la actualidad, la mayoría de la gente se inclina por Don Det (especialmente los mochileros jóvenes), pero cualquiera de ellas es una buena opción.
- Don Khong: la más grande de todas y, curiosamente, la menos transitada por los turistas. Ideal para hacer bicicleta y para aislarse del mogollón. Pierde parte de su encanto al ser la única conectada con «tierra firme» por un puente.
- Don Khone: ojo con la posible confusión de nombre entre esta isla y la anterior al hacer las reservas. Está casi 10 km al sur de Don Khong y tiene una buena oferta de guesthouses a la orilla del río y también pequeñas rutas para caminar o ir en bicicleta. Está unida a Don Det por un puente. Es en la que decidimos alojarnos.

- Don Det: parecida a Don Khone pero, hoy en día, tiene más movimiento y más «ambiente de fiesta», aunque sigue conservando su atractivo.
Para llegar a Don Khong hay al menos 6 autobuses diarios que salen de la estación de Pakse y paran en Ban Hat Xai Khoun para que los pasajeros puedan cruzar a la isla en barco. También hay otros autobuses privados que realizan un itinerario semejante.
Es posible ir a Don Det o Don Khone en barco desde Don Khong, y el billete se puede comprar en la mayoría de las guesthouses de la isla.
Para ir a Don Khone o Don Det, el itinerario es bastante parecido. Nosotros compramos en Pakse un billete que incluía el autobús hasta Nakasang y el barco a Don Khone (70.000 Kips cada uno). Salimos a las 08:30 de Pakse y a las 12:30 estábamos ya instalados en nuestra guesthouse de la isla.

El viaje fue muy bien. La carretera era buena y tuvimos que esperar muy poco tiempo para poder embarcar en Nakasang.
Don Khone: La Isla Tranquila
Como comenté antes, y después de valorar distintas opciones, decidimos alojarnos en Don Khone. La isla grande (Don Khong) nos dio algo más de pereza por el hecho de tener un puente que la conecta con tierra firme, y descartamos quedarnos en Don Det para huir de cualquier ruido o movimiento (además íbamos a poder visitarla tranquilamente cruzando el puente).
Somphamit Guesthouse: Un Balcón al Río Mekong
Se puede llegar tranquilamente a la isla sin reserva y encontrar algo decente y barato en la propia Don Khone o, si no, en Don Det, pero como no teníamos demasiado tiempo y era nuestra última etapa hicimos una reserva por booking el día anterior.

Queríamos una habitación bonita, tranquila, con buenas vistas al río y bien situada. Buscando estos parámetros, encontré la Somphamit Guesthouse, muy cerca del puente que cruza a Don Det y del embarcadero, y además tenía muy buenos comentarios respecto a la comida.
La habitación, estupendísima, nos costó 130.000 Kip la noche, y tanto las camas como el baño estaban realmente limpios. ¡Estuvimos como reyes!

Aunque la primera noche decidimos buscar otro sitio para cenar, sí que desayunamos en la guesthouse los dos días y cenamos también la última noche, en el porche justo delante de nuestra habitación, y con una preciosa panorámica de la puesta de sol sobre el río Mekong.

Para lo bonito que es el sitio, la comodidad de las camas y la calidad de la comida, me pareció muy buen precio. Volvería ahora mismo.
Ruta en Bici por Don Khone
Más o menos enfrente de nuestro hostal nos pusimos a hablar con un señor muy majo que tenía una tienda de alquiler de bicicletas y también de actividades en la isla y un restaurante.
Le alquilamos dos bicicletas para lo que quedaba de día por 10.000 Kip cada una (eran como mínimo de «Cuéntame» feat. «Verano Azul», pero la isla es tan plana que realmente da igual).

Lo primero que hicimos fue seguir la calle principal hasta tomar un sendero que nos llevó hasta las Cataratas Khon Pa Soi. No son gran cosa, sobre todo teniendo tan recientes las cataratas del Bolaven Plateau, pero el camino hasta ellas pasando por la zona más rural de la isla vale la pena.

Allí nos avisaron que el camino que queríamos coger hasta Ban Hang Khone no estaba preparado para la bici, así que volvimos hasta cerca del puente que cruza a Don Det y tomamos la pista que atraviesa la isla por su interior hasta la punta sur.

Cuando llegamos a nuestro destino nos paramos un rato a ver la antigua locomotora del sistema ferroviario que habían construido los franceses en la isla. Nos pareció muy curioso, porque no acabábamos de entender para qué querrían construir tren en una isla tan pequeña, pero los paneles informativos nos lo explicaron muy bien.
La vía de tren conectaba los muelles de Don Det (al norte de esa isla) y de Don Khone (al sur) para así trasladar las mercancías que llegaban en barco hasta la primera, llevarlas hasta el embarcadero de la segunda, y continuar la ruta comercial por el Mekong sin tener que atravesar las cataratas y rápidos que hay a ambos lados de la isla (algo imposible para un barco).

Tras la anécdota, nos fuimos hasta la plataforma con vistas al río y a Camboya, a realmente muy poca distancia de nuestra posición.
Como teníamos tiempo, nos animamos a hacer la excursión típica: un paseo en barca para ver los delfines del Irrawaddy. Tuvimos que negociar bastante para conseguir un precio decente (90.000 Kip entre los dos por una barca para nosotros solos), pero finalmente llegamos al acuerdo y embarcamos al momento.

Lo curioso de estos delfines de agua dulce que están en grave peligro de extinción es que vienen por el río desde Camboya. De los miles que se cree que había hace poco más de 100 años, no quedan ni 90 en la actualidad, de los cuales menos de 10 llegan a verse por Laos.
Por todo esto, sabíamos que no teníamos ninguna garantía real de ver a estos curiosos mamíferos, pero la suerte nos sonrió (eso y que los dos guías que llevaban la barca sabían muy bien a dónde ir) y pudimos verlos varias veces.
Eso sí, fui comprobando el GPS y no llegamos a cruzar en ningún momento la línea ficticia sobre el río que separa Laos y Camboya. ¡Lo tienen todo calculadísimo!
En total estuvimos casi una hora y media entre la ida y la vuelta y el tiempo que paramos para ver a los delfines.
Cuando pensamos en volver a la guesthouse eran ya las 17:00, así que nos subimos rápidamente a las bicis para pedalear los 5 km de ruta antes de que se hiciese de noche.
Ese día nos fuimos a cenar al Lao Taste, en la misma calle que nuestro guesthouse. Tanto la comida como las vistas fueron muy agradables.

Cataratas Somphamit
Al día siguiente volvimos a alquilar la bicis retro para ir hasta estas cataratas. Llegamos a las 3 de la tarde y no había nadie (únicamente el chico de la entrada que nos cobró 35.000 Kip a cada uno por pasar).
El sitio nos gustó muchísimo. Hay varios miradores para ver esta curiosa mezcla entre cataratas y rápidos y el paseo para ir de uno a otro es muy chulo también.
Cuando termina el sendero, hay un bar-restaurante de madera muy bonito junto a una pequeña playa a orillas del río.
Como no había nadie (como siempre), bajamos hasta la playa a tumbarnos un rato y aprovechar los últimos rayos de sol del día.

¿Cómo es posible que vayamos siempre al revés del resto del mundo? Jajaja
Don Det: La Isla de Moda
Tras haberla recorrido en bici y haberla bordeado por agua, podemos decir que Don Det es también una muy buena opción para alojarse, pero está claro que tiene bastante más movimiento humano que la hermana mayor Don Khone.
Paseo en Bici por la Isla
El segundo día en Si Phan Don lo empezamos con un lujoso desayuno en nuestro porche particular. La primera actividad de la jornada iba a ser retomar los paseos en bici, pero esta vez por Don Det.
A las 08:30 le hicimos la visita al señor de las bicicletas de Verano Azul y nos fuimos directamente al puente para hacer un recorrido circular por la isla.

Supuestamente hay que pagar 35.000 Kip por cruzar el puente, pero nosotros no vimos a nadie cobrando el peaje ni a la ida ni a la vuelta.
Estuvimos pedaleando casi hasta las 12, sin prisas, disfrutando del paisaje, de los caminos más escondidos pero también de los que están muy bien preparados.
Se nota que es la isla con más renombre, porque las rutas están mejor preparadas que en Don Khone.

¡Muy bonito todo! Es una pena que puede que cambie todo en el futuro no muy lejano… Un hombre que estaba construyendo una casa nos explicó que hay un proyecto de una empresa china para construir un enorme hotel estilo «lujoso oriental» e incluso un aeropuerto para que los chinos puedan ir directamente a las islas sin tener casi que mover ni un pelo.
Qué horror… Nos estamos cargando el mundo a velocidades ultrasónicas.
Tubing por el Río Mekong
No podíamos irnos de Laos sin probar la «infame actividad» que atraía a tantos y tantos veinteañeros hace aproximadamente una década: el Tubing.
Como las temperaturas eran bastante más elevadas que en Vang Vieng, nos pareció buena idea hacer algo de tubing por el río. Para ello, hablamos con el señor de las bicicletas que tan buena espina nos había dado y contratamos con él una excursión en tubing por la costa este de Don Det, desde la punta norte hasta más o menos el puente francés que la une con Don Khone (65.000 Kip cada uno).

Salimos a las 12 del mediodía del embarcadero de Don Khone y nos llevaron directamente al punto de inicio. Allí, nos dieron los enormes flotadores-donut y nos indicaron lo que teníamos que hacer: básicamente, dejarnos llevar por la corriente hasta llegar al susodicho puente.
Lo que parecía muy fácil acabó siendo algo complicado en ciertos tramos porque el río estaba tan sumamente en calma que no había prácticamente ningún movimiento de agua que nos empujase río abajo.
Así que tuvimos que remar… bastante. Igualmente, lo pasamos muy bien. Fuimos disfrutando de la naturaleza y los paisajes, éramos los únicos flotando por el río y no fue tan complicado llegar hasta nuestro destino.

Allí nos recogió el hombre de las bicicletas y, sin dudarlo ni un instante, enlazamos la actividad acuática con el paseo en bici hasta las Cataratas Somphamit.
Fin de Viaje Accidentadísimo
Tras dos días en las Islas, llegaba la hora de poner fin a la aventura Laosiana. Yo tenía que salir muy temprano para hacer un recorrido que acabaría siendo mucho peor que tortuoso y maratónico hasta Phonm Penh, donde tenía que juntarme con mi madre; e Isa tenía que volver a Pakse para coger un vuelo al día siguiente y volver a España.

Todo nos salió peor que mal. Fatal.
Isa se encontró con la increíble sorpresa de que su vuelo no existía. ¡Pero es que se enteró de esto directamente en el aeropuerto de Pakse! No la habían avisado por email, ni llamado por teléfono ni nada… Y eso que volaba con Qatar, que es una compañía de renombre con la que los dos habíamos volado muchas veces quedando muy satisfechos…
Al final le tuvieron que poner un vuelo a Vientiane y pagarle una noche de hotel para hacer un viaje de vuelta a España parecido al que tenía, pero un día más tarde.
En mi caso, todo fue un auténtico despropósito desde que llegué al puesto fronterizo de Laos con Camboya: Nong Nok Khiene – Trapaeng Kriel.
Pero de eso hablaré ya en las entradas de Camboya, última parada de mi circuito de casi tres meses por el Sudeste Asiático.
Lo que está claro es que Laos nos dio todo lo que esperábamos: Kop Chai Lai Lai!