A pesar de que nuestro plan original era ir realmente a Muang Ngoi Neua, el dominio de China sobre las presas que ellos mismo han construido en el país nos forzó a quedarnos en Nong Khiaw. Gracias a eso, pudimos disfrutar de los encantos de este pueblo al norte de Luang Prabang que lo ofrece todo: tranquilidad, río, montaña, aventura y desconexión.
De Luang Prabang a Nong Khiaw
Para viajar desde Luang Prabang a Muang Ngoi Neua, que era realmente nuestra idea, hay que llegar primero a Nong Khiaw, lo cual no es muy complicado porque hay minivans o autobuses que cubren la ruta diariamente.
Optamos por la minivan (70.000 Kip) a pesar de ser algo más cara que el bus (50.000 Kip) por ser más rápida e ir más cómodos. Se puede comprar el billete directamente en la estación de autobuses o reservarlo con las guesthouses o cualquiera de las múltiples agencias de viajes que hay en Luang Prabang.
El trayecto fue bastante agradable e, increíblemente, salimos puntuales (09.00 am), aunque tardó algo más de lo planeado en llegar… Pronto descubriríamos que es la tónica habitual del país, pero como ya he dicho anteriormente, el estado de paz y tranquilidad de Laos te embriaga a tal nivel que al final da igual.
Por el camino fuimos viendo paisajes bastante bonitos del río Nam Ou hasta que nos dimos de bruces con una de las realidades más desastrosas del país: las presas Chinas.

Señal de «Los Chinos Mandan»
Entre otros, el río Nam Ou es de los más afectados por la construcción de estas moles que alteran el caudal del río según lo que los chinos decidan, por lo que muchos tramos del mismo han dejado de ser navegables para siempre y otros lo son únicamente según el caudal de agua que dejen pasar…

Presa China sobre el Nam Ou
Y lo que ocurrió, es que justo esos días el caudal era muy bajo para que el barco que une Nong Khiaw con Muang Noi Neua pudiese navegar, así que nos quedamos sin poder llegar al que, en principio, era nuestro destino. Realmente parece ser que ya existe una pista sin asfaltar para poder ir en tuk-tuk, pero debe ser un trayecto tan incómodo que decidimos darle una oportunidad a Nong Khiaw.
¡Y fue todo un acierto!

Nong Khiaw: Desconexión y tranquilidad
Los dos días que pasamos en este apacible poblado nos permitió hacernos una idea de cómo sería el norte del país si continuásemos avanzando hacia las zonas menos transitadas del país (algo que, sin duda, me gustaría hacer en otro viaje).
El Pueblo: Nong Khiaw
Este pequeño enclave situado a 140 km por carretera al norte de Luang Prabang está ubicado en una de las zonas naturales más bonitas del país: rodeada por espectaculares montañas escarpadas de roca caliza y bañada por las preciosas aguas del río Nam Ou.

Si lo ven las Kardashian, lo compran.
Aunque el pueblo en sí no tiene nada de especial en cuanto a monumentos, cultura o arquitectura, la paz (sí, una vez más) que se respira es más que suficiente para pasar unos cuantos días combinando relax y actividad.
Para alojarnos decidimos reservar el día anterior un sitio con buenas vistas al río. Sabíamos que nos saldría más barato llegar y buscar algo directamente, pero como en principio iba a ser solo una noche, queríamos asegurarnos un sitio cómodo y bonito.
Nos decantamos por el Nam Ou River Lodge (150.000 Kip por noche la habitación doble), que además estaba en el lado del río con menos actividad humana. Fue todo un acierto: la habitación era muy cómoda, el baño limpio y completo y las vistas maravillosas.

Desayunando en nuestra terraza
Cuando vimos que iba a ser imposible ir a Muang Noi Neua aumentamos nuestra reserva para una noche más.
Otros sitios del pueblo que nos gustaron fueron:
- Delilah’s: hostal de tipo europeo con ambiente algo cultureta pero muy bonito y muy cuidado. Desayunamos y cenamos aquí un par de veces y la comida nos pareció muy buena.
- Coco Home: restaurante tranquilo con un menú no muy amplio pero preparado al estilo local con muy buena calidad y sabor. Bonitas vistas desde la terraza.
- El Puente: imposible no verlo porque es enorme y solo hay uno. Aunque en sí no es que sea muy bonito, es inevitable cruzarlo al día varias veces, bien para ir a un restaurante o tienda o simplemente para deleitarse una y otra vez con las vistas que ofrece del río Nam Ou. Un mirador realmente bueno y que, además, no requiere de ningún tipo de esfuerzo físico.

Vistas a un lado del puente…

…y al otro
- Family Bakery: sitio familiar, bastante grande, al lado del Delilah’s. Comida barata, abundante y realmente muy buena.
- Nong Khiaw Adventure: en el lado del pueblo más «bullicioso» hay bastantes empresas de actividades en la naturaleza. El día que llegamos queríamos simplemente alquilar una bicicleta un par de horas para dar una vuelta por el entorno, ya que tampoco teníamos mucho más tiempo. Después de preguntar en un par de sitios que pretendían cobrarnos como un alquiler de día completo, dimos con esta empresa que nos alquiló dos bicis buenísimas por 20.000 Kip cada una. Al día siguiente acabamos cogiendo con ellos una excursión por el río que también salió muy bien. Gente amable y profesional.
Pico Phou Phadeng: Excelentes Vistas y Amanecer
La información sobre los distintos montes con buenas vistas del entorno de Nong Khiaw que había leído por internet, en mi guía y en aplicaciones como Maps.Me me parecía algo confusa, pero finalmente me quedé con el Phou Phadeng y el Nang None.
Supuestamente, en el primero estaba el Nong Khiaw View Point y en el segundo, el New Nong Khiaw View Point (no se esforzaron mucho en pensar, la verdad), pero no conseguía aclararme sobre cuál era mejor ni cuál era más exigente.
El hombre francés de Nong Khiaw Adventure (el que nos alquiló las bicis) me dio muy buena información. Básicamente, el Nang None es más sencillo de subir y el Phou Phadeng algo más exigente, pero me dijo que por supuesto valía mucho más la pena, sobre todo para el amanecer.
No necesitaba que me dijese nada más: ruta mañanera + subir una montaña + buenas vistas + precioso amanecer = Mario contento.

Radiante de felicidad en lo alto de la montaña
Decidí salir de madrugada para sentir un poco de frescor en el cuerpo (porque en esta zona en diciembre por las noches refresca) y así llegar a tiempo como para ver el amanecer desde lo alto.
Salí del hostal a las 5 de la mañana y caminé durante 15 minutos a buen paso para calentar y llegar al punto de inicio (Coordenadas N 20.566096, E 102.618277). Una vez en el otro lado este del puente, hay que caminar por la carretera 500 metros hacia el sur hasta llegar al inicio de las escaleras. De noche es fácil pasarse de largo, por lo que hay que ir atento y con la linterna porque poca gente madruga tanto para subir.

Amanecer en Phou Phadeng
Son 500 metros de desnivel por escaleras y algún que otro pequeño tramo de camino que se cubren en algo menos de 2 kilómetros. No es excesivamente complicado, pero al final subir escaleras acaba siendo un engorro.
Yo fui a buen paso para llegar temprano a lo alto y, desde el punto de inicio de las escaleras, tardé aproximadamente 45 minutos (aunque lo normal es tardar media hora más).
Una vez arriba, me sorprendí al ver que no estaba solo. Había dos chicos franceses que habían llegado antes que yo. ¡Por una vez no fui el más madrugador! Nos pusimos a hablar y resultó que uno de ellos era profesor de Educación Física y se había cogido un permiso sin sueldo de 6 meses exactamente igual que el mío.
Profesores aventureros por el mundo. Me encanta.
Aprovechamos antes de que saliese el sol para hacer unas cuantas fotos del valle con la típica niebla matutina de los ríos. Era un paisaje con aires muy místicos.
Poco a poco fue saliendo el sol por detrás de unas montañas y disipando la niebla. La verdad es que estuvimos solos un buen rato hasta que empezó a llegar alguna que otra persona más, pero en ningún momento estuvimos más de 10 personas en el mirador.
Pronto llegó también mi amiga Isa, que al final se despertó relativamente temprano y decidió subir para no perderse las vistas.
Y es que es algo que cualquier persona que visite Nong Khiaw debería disfrutar. ¡Un mirador de sobresaliente!
Se estaba tan bien y hacía tan buena temperatura que decidimos pasar un buen rato empapándonos de esta vista aérea tanto del río Nam Ou como del pueblo (ya que desde arriba además parecía mucho más bonito de lo que realmente es).
Pasadas las 9 de la mañana decidimos ir bajando poco a poco para encontrarnos, como suele ocurrir, con la gente que no consigue madrugar y que acaba haciendo estas rutas cuando realmente ya hace bastante calor.
Por mi parte, seguiré madrugando siempre que quiera hacer algo así y sea viable, porque vistas las caras de sufrimiento que suelen llevar las personas que empiezan estas subidas con el sol encima, mejor perder algo de sueño que dejarse los higadillos.

Ruta de subida/bajada ya con luz
Finalizada la bajada (sencilla y bonita) descubrí que había un punto de control para pagar una entrada de 20.000 Kip para acceder al mirador, pero como yo fui tan temprano estaba cerrada y no tuve que pagar nada, jejeje.
Ya en el pueblo, fuimos al Delilah’s a darnos un buen desayuno homenaje antes de pasar a la segunda fase del día: finalizada la montaña, tocaba adentrarnos de lleno en el río, corazón de Nong Khiaw.
Ruta en Kayak por el Río Nam Ou
Ya que nos quedamos sin navegar hasta Muang Ngoi Neua por culpa de los chinos y sus intromisiones en el plan hidrográfico del país, optamos por ocupar la mayor parte del día en una ruta privada en bote por el río combinada con algo de kayak.

Aventura por tierra, río y aire
Sé que nos salió bastante bien de precio, sobre todo teniendo en cuenta que habíamos dejado claro que queríamos ir solos para ir a nuestro ritmo y no depender de nadie más, pero no recuerdo exactamente cuánto pagamos (creo que unos 200.000 Kip cada uno, incluyendo el paseo en barca, los kayaks y la comida).
Paseo en Barca
A las 11:30 nos plantamos en la oficina del Nong Khiaw Adventure y nos fuimos directamente con nuestro guía hasta un pequeño embarcadero junto al puente. Tenía ya preparada la barca con dos kayaks y también nuestra comida, así que estaba todo listo para poner rumbo hacia el norte del río Nam Ou.
Realmente fue una pena que el guía no hablase inglés demasiado bien, porque resultó ser un chico muy amable y simpático que nos llevó incluso a visitar su pueblo cuando volvíamos ya por la tarde.
Con la barca fuimos río arriba sin demasiadas prisas para poder disfrutar de la serenidad y tranquilidad del río. Fue un paseo realmente bonito, porque no nos cruzamos con ninguna otra embarcación turística pero sí pudimos ver barcas de gente local.
Creo que, aproximadamente, navegamos durante una hora hasta que el guía nos dijo que ya no podíamos seguir en barca porque había muy poco caudal y se podía estropear el barco.
Remando por el Río Nam Ou
La verdad es que tenía razón. Nos bajamos del barco para coger los kayaks y vimos que, en general, el nivel del agua estaba bastante bajo… Aún así, teníamos claro que queríamos remar y le dijimos que nos esperase ahí tranquilamente que nosotros íbamos a seguir río arriba hasta que nos cansásemos y ya volveríamos.

Ruta en Kayak por el Nam Ou
El río estaba tan tranquilo que nos resultó muy sencillo remar. Tuvimos alguna pequeña complicación en una zona de «rápidos» (de mentirijilla) porque había poca agua y tuvimos que bajarnos a empujar los kayaks, pero después seguimos sin problema hasta un poblado que se llama Sop Keng e incluso un poco más.
En total haríamos unos 3 kilómetros (6 km en total entre ida y vuelta). Cuando volvimos y ubicamos el recorrido en el mapa, nos dimos cuenta de que si hubiésemos seguido otros 7 u 8 kilómetros más habríamos llegado a Muang Ngoi Neua. Así que es una posibilidad a tener en cuenta, porque si dimos vuelta no fue por estar cansados, sino porque «teníamos que volver».
Un posible plan podría ser ir en barca hasta la mitad del camino y después seguir en piragua hasta Muang Ngoi Negua con lo indispensable, dormir allí, y después volver en kayak otra vez hasta el mismo punto el día siguiente y que vengan a recogernos.
Nos habría gustado pasar más tiempo con el kayak, pero nos quedamos igualmente muy satisfechos. ¡Por fin habíamos hecho algo de deporte acuático en Laos!
Regreso a Nong Khiaw con Sorpresa: Sopvan
Cuando nuestro guía nos vio volver con el kayak parecía un poco preocupado. Yo creo que pensaba que íbamos a remar 10 minutos y ya está, pero claro, nosotros siempre queriendo aprovechar al máximo.

Volvemos a la barca
Antes de iniciar el regreso, aprovechamos para tomar la comida que nos había traído (unos noodles bastante ricos) y refrescarnos un poco con el agua del río.

Rica comida para recuperar fuerzas
Lo que no nos esperábamos era la sorpresa de última hora. Íbamos tan bien de tiempo que el guía decidió parar en su propio pueblo, Sopvan, que está a medio camino entre Nong Khiaw y donde empezamos la ruta con el kayak.
Fue una visita muy agradable porque ya que parecía que entre unos planes y otros no íbamos a tener mucho tiempo para ir a visitar a las etnias más remotas de Laos, al menos nos podíamos irnos ya con la satisfacción de haber visitado un poblado tradicional y real.
Después de dar un pequeño paseo, nos llevó hasta la escuela. Nos gustó mucho cómo el profesor manejaba a todos los chavales: pasaban de estar en el aula a hacer actividades al aire libre, una y otra vez.
Los niños parecían todos muy contentos y el ambiente que se respiraba era bastante bueno.
Dentro del edificio, como no (siempre me pasa igual), la pizarra estaba llena de operaciones de matemáticas y en las paredes había carteles con lo que parecían ser las equivalencias entre el alfabeto propio de Laos y el nuestro.
El detalle más gracioso fue el colgador de pastas y cepillos de dientes de cada uno de los niños. ¡La higiene bucal por encima de todo!
Por último, nuestro guía nos llevó hasta su casa donde nos invitó a probar naranjas de varios tipos que estaban todas deliciosas y una especie de tubérculo-fruto-cosa-rara extraña que estaba muy buena pero tenía un sabor que no sabría describir.
Un día bastante completo la verdad: empezamos con la montaña, seguimos con el paseo en barco, pequeña ruta en kayak, y ahora aún nos quedaba el tramo final de barco hasta Nong Khiaw en el que ya pasamos algo de fresco (empezaba el atardecer y habíamos ido solo con la ropa de «calor»).
El Largo Camino De Nong Khiaw a Phonsavan (Xieng Khouang)
Esa noche decidimos darnos un masaje en un sitio que se llama Sabai Sabai. Nos costó 60.000 Kip a cada uno, que es el precio habitual, pero en comparación a los dos masajes que nos dieron en Luang Prabang y a cualquiera de los masajes que me habían dado a mí en Tailandia o Myanmar, fue bastante decepcionante.
Las dos chicas tenían las manos heladas, hacía frío en la habitación y, además, se pasaron la hora entera de conversación y bromitas. No estuvo mal, pero fue como si no hubiésemos ido.
Después del masaje cenamos estupendamente en el Family Bakery y nos fuimos a descansar al hotel ya que nos esperaba una jornada bastante larga para llegar a Phonsavan con parada intermedia en Luang Prabang.
No sabíamos si iba a valer la pena tanto desplazamiento para ira al icónico, pero remoto y muy alejado de la mayoría de las rutas turísticas, Plain of Jars, pero la sola idea de visitar un sitio tan diferente, con una historia tan intensa (y fatídica) casi sin turistas nos parecía irresistible.
¡Rumbo al este!