Myanmar 2019 – Etapa 5 – Yangon y Mrauk U: Glorioso Pasado, Tortuoso Presente y Poblados Chin en el Estado de Rakhine

¿Fue complicado llegar?: Sí. ¿Se salió de mi presupuesto?: Sí. ¿Fue algo arriesgado?: Sí. ¿Me arrepiento de haber ido?: Nunca. A pesar de todos los problemas (de logística y conflictos bélicos), Mrauk U con sus templos, historia y poblados es, quizás, el sitio más diferente e impactante que visité en mi viaje a Myanmar.

La Caída del Reino de Arakan

El Reino de Arakan, del que ya hablé en la introducción histórica, ocupó su lugar geográfico en la zona oeste de la actual Myanmar y llegó a su apogeo (siglos XVI-XVIII) después de haber sobrevivido a una larga época encajado entre el poderoso Bagan y el Sultanato de Bengala.

Se cree, sin embargo, que su historia empezó casi 5 milenios antes, generando una lista de 226 reyes nativos que concluyó con la conquista del reino a manos de Konbaung en 1784.

Varias dinastías surgieron hasta que Min Saw Mon fundó el último Reino de Rakhine en el año 1429 en Mrauk U, el cual duró hasta finales del siglo XVIII hasta acabar en manos de los británicos en 1826, quienes trasladaron la capital a su actual emplazamiento: Sittwe.

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Mrauk U combina a la perfección templos y paisajes

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Estado de Rakhine fue escenario de duras batallas, destacando la Batalla de la Isla de Ramree, en la cual casi mil soldados japoneses fueron devorados por cocodrilos (incluido en el Libro Guinness de los Récords como “El Mayor desastre con Cocodrilos del Mundo”).

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Galería interior del templo Shite-Thaung

Finalmente, la antigua Arakan se integró en la Birmania independiente de 1948, aunque las demandas de independencia y el sentimiento nacionalista no han hecho más que crecer desde ese momento, desatando un conflicto bélico que parece que no terminará nunca.


El Conflicto Actual en el Estado de Rakhine

Descendiente directo del Reino de Arakan, El Estado de Rakhine ocupa la parte norte de la costa oeste de Myanmar y ha mantenido un profundo sentimiento de identidad propia, marcado por una historia y cultura bastante separadas de las del resto del país.

La zona sigue siendo de las menos visitadas de todo Myanmar, en parte por estar bastante alejada del circuito habitual (incluso para la gente que se anima a ir hasta la playa de Ngapali) y, sobre todo, por los constantes conflictos sociales y bélicos que llevan décadas desolando la zona y que recientemente han visto uno de sus peores repuntes en los últimos años.

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Gente local cerca del Lago Letse Kan


El Conflicto Más Antiguo: Duelo de Titanes

La independencia y supuesta unificación de todos los estados de la actual Myanmar en 1948 no resultó ser precisamente un camino de rosas. El asesinato de Aung San, quien parecía tener la llave para trazar pacíficamente un camino común a casi todas las etnias, sentenció la senda de un país dominado por los Bamar y donde gran parte de las otras etnias minoritarias tienen un papel muy poco destacado.

En concreto, los Rakhine o “Arakanenses” tienen bastante en común con los Bamar, pero la enorme influencia que han tenido de India y Bangladesh a causa de la proximidad geográfica ha marcado grandes diferencias. Y eso que, supuestamente, fueron los primeros del Sudeste Asiático en convertirse al Budismo, ya que la nueva religión se expandió desde India.

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Exterior del Htukkanthein Paya

Representan únicamente el 5% de la población del país (unos 2 millones) y son testigos del conflicto bélico más intenso de todos los conflictos parecidos que aún tienen lugar en Myanmar.

Es difícil conocer la historia real y posicionarse con uno de los dos bandos pero, después de hablar con mucha gente, parece que la situación se puede resumir en un eterno conflicto entre dos ejércitos: el Ejército Birmano o de Myanmar (es decir, el ejército “oficial” del país que tanto poder tiene y que actúa casi de manera independiente al gobierno) y el Ejército de Arakan, cuyo propósito supuestamente es “Proteger a nuestra gente y establecer la paz, justicia, libertad y desarrollo”

La realidad es que, tras varios intentos de alto el fuego algo fallidos, la gente vuelve a vivir con la sensación de estar inmersos en un conflicto que no termina nunca y que les hace pasar épocas de verdadero temor.

Varias de las personas con las que he hablado han manifestado su deseo de llegar a una solución pacífica a esta guerra, partiendo del presente hacia el futuro y no basándose únicamente en el pasado, en lo que fue y lo que pudo haber sido.

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Interior de Koe Thaung Paya

Aún así, el conflicto no ha hecho más que intensificarse en los últimos meses tras una aparente temporada de tranquilidad, con el Ejército Birmano asentándose en puntos estratégicos de Mrauk U y mostrando continuamente su superioridad militar y, el Ejército de Arakan, intensificando también sus ataques.


El Conflicto Racial: La Represión de los Rohingya

Y la palabra “represión” realmente se queda muy corta para describir todo lo que ha tenido que vivir este pueblo en los últimos años y que ha llevado a la ONU a declararlos como una de las minorías más perseguidas del mundo.

A pesar de que estos musulmanes llevan en el país al menos desde la época colonial (y, posiblemente, mucho más), se dice que una gran parte del país los considera como inmigrantes ilegales, aunque hablando con la gente parece que en vez de una gran parte del país es “una gran parte de la cúpula militar y del gobierno”.

Los Rohingya de Myanmar llevan años viviendo una lucha titánica para conseguir derechos básicos e incluso para luchar por su supervivencia. No tienen un “estado asignado”, se les despojó de su ciudadanía en el año 1982 y ni si quiera se tuvieron en cuenta para elaborar el censo oficial del año 2014.

Las tensiones entre los Birmanos y los Rohingya vienen de todas formas de más atrás, sobre todo desde que los británicos se marcharon de forma definitiva y el nuevo gobierno independiente comenzó un proceso de discriminación continuo, negándoles la posibilidad de viajar sin un permiso oficial, tener más de dos hijos y forzándoles a vivir en condiciones deplorables basadas en la extorsión, expropiación de propiedades e incluso restricciones en el acceso a los alimentos.

En 2012 el conflicto se intensificó a causa de los disturbios surgidos por todo el Estado de Rakhine, que culminaron con la matanza de docenas (posiblemente cientos) de Rohingyas y el traslado de miles de ellos a campos de refugiados en los que siguen viviendo.

En 2015 miles de estos Rohingyas viviendo en los campos intentaron escapar de la creciente violencia y persecución que estaban sufriendo para dirigirse a otros países del Sudeste Asiático. Sin embargo, cientos murieron en los botes y miles tuvieron que ser rescatados del mar.

Un año después, los policías de Myanmar destinados a los campos de los Rohingya fueron atacados por un grupo no identificado causando la muerte de 9 personas. La respuesta fue durísima, moviendo a otros miles de Rohingyas a campos de refugiados y sometiéndolos incluso a matanzas, violaciones y otras atrocidades negadas por el gobierno y también por Aung San Suu Kyi, que escurre el bulto constantemente en las pocas entrevistas que concede desde su nueva residencia junto a la cúpula militar en la flamante y fantasmagórica nueva capital: Naypyidaw.

La realidad actual es que unos 800.000 Rohingyas viven aún en el Estado de Rakhine, mientras que otro millón ha acabado desplazado a Bangladesh, Pakistán, Tailandia e incluso Arabia Saudí. La solución del ejército sería que todos fuesen trasladados a Bangladesh, un país que no los quiere y en el que la inmensa mayoría ni siquiera ha puesto un pie en toda su vida.


¿Es Seguro Visitar Mrauk U o el Estado de Rakhine?

Esta es la pregunta del millón que los pocos turistas que nos interesamos por la zona nos preguntamos constantemente y que tiene muy difícil respuesta. Lo más responsable es decir que “depende.

Depende de lo que se quiera hacer y del momento en el que se vaya a hacerla visita. Con la situación actual, no es recomendable planificar un viaje al Estado de Rakhine con mucha antelación ya que en pocos días puede haber cambios sustanciales (para bien o para mal), por lo que conviene siempre obtener información del último momento y de fuentes fiables.

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Le-Myet-Hna

La mayoría de la gente de Myanmar vive un poco ausente del conflicto y la situación que se vive en esta zona, por lo que no llega con preguntarle a cualquiera… Conviene trastear primero por TripAdvisor, Facebook o Instagram para ver si hay turistas que estén visitando el lugar y qué sensaciones han tenido y, después, contactar con alguien que pueda ayudarnos a decidir si ir o no.

Yo me aseguré mucho de que fuese “seguro” (lo pongo entre comillas porque seguro seguro al 100% nunca va a ser) hablando con un guía local de Mrauk U y con otro grupo de gente local que vive en Yangon y con los que me reuní antes de ir.

En concreto, en el momento en el que fui yo (mediados de noviembre de 2019), la situación había empeorado con respecto a los años anteriores. Un recrudecimiento de las hostilidades en verano llevó a nuevos enfrentamientos entre los ejércitos y al gobierno a restringir totalmente el acceso a Internet en la zona (supuestamente para frenar las noticias sobre lo que ocurre y debilitar al Ejército de Arakan)

Es decir, no hay posibilidad de tener Internet en los móviles… Solamente los hoteles y guesthouses tienen wifi, algo que daba bastante mal rollo…

La propia experiencia de organizar el viaje fue una odisea, una aventura y, de alguna manera, un pequeño riesgo; pero lo vivido una vez allí eclipsó cualquier obstáculo anterior.


La Odisea: De Bagan a Mrauk U

Llegar a Mrauk U no fue un camino de rosas. Tuve que mentalizarme primero de la situación, decidirme a ir y organizar toda una logística de transportes para la que tuve la ayuda de la maravillosa gente local del Estado de Rakhine.

Preparativos Iniciales

En primer lugar tuve que decidirme a ir a Mrauk U. Cuando llegué a Myanmar tenía claro que iba a ir sí o sí, pero tampoco sabía que la situación había empeorado… Fue Anie, la chica alemana del Lago Indawgyi, la que me dijo que había leído que la cosa estaba peor y que investigase si estaba abierto a los turistas o no.

Cuando entré en Internet a buscar información me puse al día con el conflicto, y entonces empecé a tener dudas sobre la seguridad y la posibilidad de ir a la antigua capital del Reino de Arakan.

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Andaw Thein

Para despejar la incógnita contacté con un guía local muy recomendado, Myint Zaw, que me dijo que era seguro ir a Mrauk U siempre que no saliese de la ciudad y siguiese unas normas e sentido común. Posteriormente contacté con Nyi Nyi Zaw, un chico local que ahora vive en Yangon y que trabaja en un interesante proyecto para conseguir poner fin al conflicto bélico de su estado, y me dijo que sí, que podía ir y que me iba a ayudar a que todo saliese bien.

Teniendo eso en cuenta y que varios turistas estaban yendo esos días, decidí finalmente que iba a incluir Mrauk U en mi itinerario como tenía pensado desde un principio.
Pero lo que tenía que ser un largo e incómodo (pero sencillo de organizar) viaje en autobús, acabó siendo un caro viaje combinado de autobús, taxi, avión, moto, barco y tuk-tuk.

Yo estaba tranquilamente en Bagan con la idea de coger el autobús diario que comunica el epicentro turístico de Myanmar con Mrauk U. Este autobús sale todos los días de Bagan (cero que primero te trasladan en una pik-up hasta otro pueblo y allí se coge el autobús directo) y cuesta aproximadamente 40.000 Kyats, pero cuando fui a hacer la reserva me dijeron que ese autobús no iba a salir en varios días a causa del dichoso festival de noviembre.

¡Horror! Quedarme en Bagan unos días más esperando tampoco era mala idea, pero me quedaría sin tiempo para ir a Hpa-An (básicamente porque mi visado iba a llegar a su fin) y tampoco tenía 100% garantizado que esa línea se fuese a restablecer el día que me dijeron (de hecho, tardó 2 días más).

Así que tuve que rascarme el bolsillo y optar por la vía cara: ir hasta Yangon (ciudad que tenía pensado saltarme) y, desde allí, volar a Sittwe para coger el barco a Mrauk U. ¡Todo un batiburrillo de concatenación de medios de transporte!

Mi Fugaz paso por Yangon y la Reunión con Nyi Nyi Zaw

Llegué a Yangon a las 5 de la mañana en el autobús nocturno de J.J Expres (18.000 Kyats) directo desde Bagan. La estación de autobuses está alejadísima de la ciudad y no me apetecía esperar a los autobuses locales después del tute del viaje, así que negocié un taxi que me llevó directamente a la puerta de mi hostal: el Baobabed de Yangon.

El hostal es maravilloso: limpio, pequeño, acogedor y con un personal muy atento y amable. Me abrieron la puerta y me dejaron ducharme e incluso cambiar el desayuno del día siguiente para ese día.

Aproveché lo temprano que era para descansar y desayunar antes de salir a explorar un poco la ciudad la cual, he de decir, no me ha despertado especial interés.

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Tienda especializada en ropa budista en Yangon

Es cierto que a mucha gente le gusta mucho, pero a mí me pareció una ciudad asiática más, caótica como la mayoría, grande y sin demasiada chicha. Tan escueto fue mi entusiasmo que acabé yendo al cine a ver “Doctor Sleep” en las horas centrales del día.

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Cine en Yangon

¡Menudas butacas! Ya me gustaría a mí tener ese cine en Pamplona. Parecido a lo que me había pasado en Tailandia, pusieron el himno y todos tuvimos que «honrarlo y respetarlo»…

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Eso sí, cuando salí fui hasta la Shwedagon Pagoda (10.000 Kyats) y me pasé una hora y media dando vueltas a tan majestuoso monumento y hablando con un par de personas locales que tenían ganas de entablar conversación con los visitantes.

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Recinto de la Shwedagon Pagoda

En la pagoda sí que disfruté de verdad y, a pesar de llevar ya una sobredosis de ese estilo de construcciones, hay que reconocer que es realmente espectacular. ¡Para no perdérsela!

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Aún así, habría preferido haber tenido la posibilidad de saltarme Yangon…

Al salir de la pagoda fui hacia el restaurante en el que había quedado con Nyi Nyi Zaw, el chico de Mrauk U que vive en Yangon y trabaja en la organización para la paz de Rakhine y que lleva la página de Facebook (Mrauk U – The Golden Land of Arakan) a través de la cual contacté con él.

Una vez allí (tardé 50 minutos en taxi para hacer 4 kilómetros…) le conocí a él y a su amigo Aung Nay Lin, también de Mrauk U. Ellos me explicaron al detalle más o menos todo lo que conté anteriormente: la situación actual, el origen del conflicto, la seguridad para los turistas, etc.

Me parecieron unas personas increíbles con muy buena voluntad de que se conozca internacionalmente Mrauk U (tanto las ruinas como el conflicto) y con mucho interés por mejorar la vida en Rakhine y que la UNESCO acabe reconociendo la importancia de los templos.

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Preparando mi viaje a Mrauk U con los mejores consejeros

Las recomendaciones más importantes que me hicieron encajaban perfectamente con lo que ya iba a hacer: no salir de Mrauk U sin un guía local, respetar el toque de queda de 8 de la tarde a 5 de la mañana y, sobre todo, usar el sentido común.

Teniendo en cuenta esas cosas, todo estaba preparado para que pudiese disfrutar de una experiencia completamente satisfactoria en Mrauk U… ¡Y así fue!

Yangon – Sittwe – Mrauk U

Al día siguiente cogí el vuelo de Golden Myanmar Airlines de las 07:30 de la mañana con destino a Sittwe que había comprado directamente por Internet (190€ ida y vuelta).

Se puede ir en autobús también desde Yangon, pero el viaje sobrepasa las 20 horas y mis días en Myanmar empezaban a entrar en la recta final.

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Avión de Golden Myanmar Airlines

Una vez en Sittwe vino a recogerme al minúsculo aeropuerto (me encanta, no tiene ni cintas transportadoras, ni verdaderos mostradores de facturación ni nada de nada… ¡rústico total!) Aung, un amigo de Nyi majísimo, que no sabe tanto inglés, pero que pone todo su empeño y sonrisa en ayudar y hablar lo mejor posible.

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Aeropuerto de Sittwe

Fuimos a desayunar juntos y después me llevó a la oficina de venta de billetes para el barco (30.000 Kyats para los turistas). Por último, me llevó hasta el embarcadero de donde el barco salió a las 13:30.

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Desayuno con Aung, que salió del trabajo para llevarme hasta el embarcadero

El trayecto duró 3 horas y media y, por el camino, experimenté ya la pérdida total de conexión a Internet de la que hablaba antes. Fue un viaje tranquilo y relajado que me llevó directamente al embarcadero de Sittwe, donde estaba Myint esperándome para concretar mi planning para los siguientes días.


Planning de 3 Días para Mrauk U

Myint me llevó en tuk-tuk hasta mi hostal, Prince Hotel (15.000 Kyats la noche con desayuno), un hostal estupendo a las afueras de la ciudad llevado por una familia encantadora, con habitaciones sencillas pero bonitas y mucha, mucha vegetación (además preparan su propia bollería y las cenas son exquisitas).

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Allí descubrí que, por el mismo precio, me habían puesto en una habitación privada enorme con baño y terraza, ya que era el único turista para esos días y el primero en un par de semanas.

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Cena y bollos en el Prince Hotel

Estupendo para mí, pero para ellos una situación económica terrible, que será parecida en los demás alojamientos de Mrauk U.

  • Ya instalado, negocié con Myint para hacer el primer día un paseo en barca por el Río Lemro hasta algunos de los poblados Chin, para ver cómo es la vida en esos lugares remotos y conocer a la última generación que queda en el país de las Mujeres Tatuadas.
  • Como estaba yo solo me dejó el tour por 60$, incluyendo todos los transportes y la comida, y lo haría con su compañero Lin Lin, que resultó ser también muy buen guía.
  • El segundo día, ya con Ulrike (una amiga de Austria que había conocido en Bagan y que se animó a venir hasta Mrauk U), haríamos el tour completo de los templos de Mrauk U con Myint en tuk-tuk, acabando en un mirador para ver la puesta de sol. Por este plan pagamos 50$ entre los dos.
  • Y ya el tercer día, una vez más yo solo, haría mi propio recorrido por los templos que más me habían gustado en moto, tomándomelo con calma y disfrutando del lugar.
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Con Ulrike en Koe Thaung

Finalmente, todo estaba listo para conocer la región. ¡Qué ganas!


Día 1: Aldeas Chin y Mujeres Tatuadas

El primer día en Mrauk U me levanté a las 5 de la mañana para ir a ver el amanecer a Shin Mrawa por recomendación de Myint. Salí del hostal un poco cohibido a las 5:30, pero al ver que la vida empezaba como en cualquier otro pueblo del país, ya me sentí totalmente seguro.

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Amanecer en Shin Mrawa

Tras las formidables vistas, volví al hostal para gozar del espectacular desayuno casero y ponerme a punto para el tour del día con Lin LIn: Navegar por el Río Lemro para visitar varios poblados Chin y ver a algunas de las últimas mujeres con la cara tatuada del país.

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Mujer tatuada de Pan Paung y mi guía Lin Lin

Aunque realmente ninguno de esos poblados Chin está en el Estado de Chin sino en el de Rakhine, es un buena manera de conocer cómo es la vida en esa región de Myanmar, todavía muy poco explorada por los turistas.

Navegando por el Río en Modo Relax

A las 08:30 vino muy puntual Lin Lin a recogerme para empezar el tour de las aldeas o poblados Chin del Río Lemro. Lo primero que hicimos fue ir en tuk-tuk unos 20 minutos hasta Sin Oe Gyi, un pueblecillo a orillas del río en el que nos estaba esperando la barca para empezar a navegar por el río en dirección norte.

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Listos para la excursión

Al principio estaba un poco nervioso porque, en teoría, cuanto más al norte en el Estado de Rakhine más convulso está el eterno conflicto entre los dos ejércitos, pero si mi guía había dicho que se podía ir es porque era seguro.

De hecho, la ruta en barca acabó siendo un muy agradable paseo estilo vacaciones: río, sol, calor y relax. ¡Maravilloso!

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Además, por el camino pudimos ver un poco de la vida activa en el río: lanchas de pescadores, barcas transportadoras de bambú, etc. Un paseo formidable.

Primeras Aldeas: Sin Swei Kyoe y Alay Yar

Ya me había olvidado por completo de los riesgos y peligros de la zona y estaba totalmente absorto en la inmensidad del río cuando llegamos al primer poblado: Sin Swei Kyoe.

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Este pueblo tradicional de casitas de madera y bambú conserva y mantiene, al igual que los otros, el sabor original de la vida clásica de Myanmar. Salvo por algunos elementos modernos, es un viaje al pasado instantáneo.

Allí conocí a la primera mujer de cara tatuada. Me sorprendió lo amable que era y lo dispuesta que estaba a conversar y explicar cómo viven el conflicto y también la historia de los tatuajes (usando a Lin Lin como intérprete, claro).

Parece ser que lo habitual era hacer los tatuajes a todas las niñas de 7 años. El proceso duraba dos días y, como es de suponer, era extremadamente doloroso. No tener tatuajes podía suponer ser rechazada por tu propia gente pero, a la vez, tenerlos implicaba para ellas sentirse como un bicho raro si por cualquier circunstancia tenían que viajar a otra parte del país.

La práctica se prohibió en los años 60 por lo que realmente estaba ante la última generación de mujeres con la cara tatuada del país.

Después de un paseo por el pueblo, seguimos caminando hasta el pueblo vecino, Alay Yar, donde nos cruzamos con un grupo de niños muy risueños que estaban encantados de ver caras nuevas por allí.

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Aunque hasta hace poco no era raro que estos pueblos tuviesen visitantes, en la actualidad la intensificación del conflicto ha causado que puedan pasar semanas sin que nadie visite la zona y, por lo tanto, el poco dinero que estos pueblos recibían del turismo se ha desvanecido casi por completo.

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Otras Aldeas: Pan Paung y Shaw Me

Siguiendo por el río hacia el norte visitamos dos aldeas más. En la primera coincidió que dos chicas estaban pescando con una enorme red justo cuando llegamos.

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El método es sencillo: cada una de ellas agarraba la red por un extremo que quedaba así estirada dentro del agua atrapando a todos los pececillos que pasan por la zona.

¡Vieja usanza pero muy eficaz!

Ya en el pueblo, pasamos la mayor parte del tiempo conversando con una de las mujeres de cara tatuada que tenía un carácter y un humor estupendos.

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Fue la conversación que más disfruté, y nos habló también del miedo que tienen a lo que pueda pasar con el conflicto porque al estar comunicados solo por el río les sería muy difícil escapar ante cualquier percance.

La verdad es que no tiene que ser nada fácil vivir con esa presión o miedo continuo a lo que pueda ocurrir. Cuando llevábamos ya un rato en su casa, apareció una amiga que intentó venderme, al igual que las demás, sus paños artesanales.

Como yo no iba a usar nada de eso hablé con Lin Lin y opté por darles un poco de dinero (2000 Kyats a cada una) para medicinas, porque es lo que más necesitan y a lo que menos acceso tienen.

Tras una última parada en la casa de otra de estas hospitalarias mujeres, volvimos a la barca y continuamos hasta nuestra última parada: Shaw Me.

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Shaw Me

Este pueblo me pareció el más grande y con las casas más cuidadas de todos los que habíamos visitado. Cuando llegamos, había una especie de tertulia en el centro del poblado y nos invitaron a sentarnos con ellos.

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Escuela de Shaw Me

Fue muy interesante ver cómo hablaban de sus cosas y compartían con nosotros sus inquietudes sobre el templo del pueblo y la inestabilidad de la zona.

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Cuando se nos echó el tiempo encima nos despedimos, volvimos a la barca, comimos los noodles que había traído Lin Lin y pusimos rumbo de vuelta a Mrauk U.

Al final llegué al hostal casi a las 5 de la tarde (tiempo suficiente para acercarme a uno de los miradores a ver la puesta de sol: Hari Taung).

El primer contacto con la realidad de la zona, realidad humana en este caso, había sido muy bueno. Mrauk U parecía querer ofrecerme muchas experiencias y yo estaba abierto a aprender de ellas lo máximo posible.

Los dos días siguientes iba a pasarlos visitando los templos y ruinas, motivo principal para venir, con Myint como guía y con la compañía de Ulrike.

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Koe Thaung visto en el retrovisor de mi e-bike

¡Todo iba sobre ruedas!

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