Lo que se ve aquí es arte al nivel de lo que se puede encontrar en cualquiera de los más importantes museos del mundo. El arte de la naturaleza, de las montañas, de la tranquilidad y del regreso al contacto con la más pura esencia de la Tierra. El Himalaya es, en resumen, vida.
Día 8: Cholangpati (3620 m) – Gosaikunda (4420 m)
- Distancia: 5,5 kilómetros
- Desnivel: +850 m / -50 m
- Altitudes Mínima y Máxima : 3620 m / 4420 m
- Tiempo Efectivo Caminando: 2h 15min
Tras un par de días muy buenos pero que podríamos llamar “de transición”, hoy hemos vuelto al éxtasis total del Himalaya.
Tanto el Lago Gosaikunda como el camino para llegar hasta él han resultado ser de book fotográfico.
Nos tomamos el día con relativa calma. Por delante teníamos un desnivel interesante de subida pero realmente poca distancia que caminar, así que decidimos salir a las 8 y subir tranquilos parando las veces que fuesen necesarias para disfrutar las vistas que en este tramo resultaron ser de infarto (una vez más).
Antes de iniciar la caminata salí del Hotel Langtang Lirung View a las 7:30 para estirar las piernas y relajarme un rato con los primeros rayos de sol del día y las estupendas vistas de las montañas.
La primera parada la hicimos en Lauribinayak, a unos 3900 metros de altitud. En el trayecto hasta llegar aquí la panorámica de Ganesh Himal fue mejorando a medida que ganábamos altura.
Desde Lauribina pudimos ver también los picos hermanos de Nau Kunda antes de que una de nuestras ya clásicas nubes de niebla intensa nos absorbiese por contento.
Seguimos por la niebla hasta superar los 4000 metros de altitud y situarnos por encima de las nubes. “El Mar de Nubes” como le llaman en La Palma. Estábamos en el pequeño templo Buddha Mandir e hicimos una nueva parada. Yo aproveché para ponerme en el MP3 “Far Above the Clouds” del Tubular III de Mike Oldfield, ya que me pareció más que oportuno.
El cielo azul se abrió de nuevo al atravesar la masa nubosa y pudimos sentirnos durante un rato como los reyes de la altitud.
A partir de aquí el tiempo no intentó volver a engañarnos ya. Tuvimos un poco más de subida pero en general desde el templo todo fue bastante más suave, caminando siempre pegados al precipicio y arropados por altas montañas.
Antes de llegar a Gosaikunda nos encontramos con el primer lago real de todo el trekking: El Lago Bhairavkunda. Y sí… a pesar de ser ya 1 de abril, ¡estaba aún congelado!
La nube venía pisándonos los talones pero disponíamos de tiempo suficiente para pararnos un rato (a lo lejos veíamos ya las casas de Gosaikunda, así que realmente no nos quedaba nada).
Haciendo un poco el cabra me subí a unas rocas para poder ver otro lago más pequeño que desde nuestra perspectiva quedaba oculto en el fondo del valle, el Lago Saraswati Kunda.
Unos cientos de metros y llegamos a la meta de la octava jornada de trekking por el Parque Nacional de Langtang: ¡El Lago Gosaikunda!.
¡Menuda pasada! Como está aún medio congelado pero empezando a derretirse se forman por toda su superficie una especie de colores y reflejos sobre el hielo que hacen que el lago parezca un lienzo en el que un pintor loco a lo Pollock ha vertido litros de pintura de diferentes tonalidades blancas y grises.
Al fondo, entre los dos picos, se distingue claramente el Lauribina Pass, por el que pasaremos mañana para cruzar hacia la zona de Helambu.
Una vez más habíamos llegado temprano así que después de comer fuimos a dar una circular al lago para poder contemplarlo desde todos sus ángulos. Hay un momento en el que se puede ver un trozo tanto de Gosaikunda como de Bhairavkunda.
Dos lagos hermanos separados por un espigón natural de la montaña. Es tan difícil elegir qué visual del lago me ha gustado más que prefiero poner una pequeña selección para no dejarme nada atrás.
Con calma nos llevó algo más de una hora completar la vuelta. Llegamos al lodge justo cuando las nubes que estaban confluyendo de varias direcciones se fusionaron para formar un cielo gris que estalló en una potente tormenta de rayos, truenos y nieve que duró toda la tarde y buena parte de la noche.
Pero nosotros ya estábamos a cubierto y rodeando la pequeña chimenea del hostal. Espero que mañana amanezca como todos los días anteriores para disfrutar del Lauribina Pass en condiciones óptimas. ¡Que así sea!
Día 9: Gosaikunda (4420 m) – Ghopte (3420 m)
- Distancia: 13 kilómetros
- Desnivel: +600 m / -1550 m
- Altitudes Mínima y Máxima : 3420 m / 4640 m
- Tiempo Efectivo Caminando: 4h 15min
Sin duda la noche más fría de todo lo que llevamos de trekking ha sido la que pasamos en Gosaikunda. La tormenta de la tarde anterior acabó a eso de medianoche dando paso a un gélido frío que se colaba por todas las rendijas y esquinas del lodge en el que estábamos alojados.
Al menos al sonar la alarma a las 6 de la mañana el panorama había mejorado bastante…
Los 10 centímetros de nieve que cayeron durante la tormenta transformó de lleno el relieve de la zona dejando un precioso aspecto invernal que pronto iba a ser calentado por el potente sol de 2 de abril.
Aunque alguna gente tenía algo de miedo de ir al Lauribina Pass yo vi bastante claro que esos diez centímetros de nieve fresca sin transformar no nos iban a detener. Se nos unió Olly, un chico de Reino Unido con el que coincidimos en diversas Lodges a lo largo de la última semana y a las 7:30 pusimos rumbo al que podríamos definir como el principio del fin de la parte del trekking de Gosaikunda.
A medida que empezamos a subir los escasos 250 metros de desnivel que separan el lago del paso no podíamos dejar de mirar hacia atrás y quedarnos hipnotizados por la belleza de Gosaikunda, congelado, rodeado de nieve y con las montañas amaneciendo a su alrededor.
Cuanto más subíamos más mejoraba la panorámica.
Llegó un momento en el que el lago era casi lo de menos, y los potentes picos del Himalaya que sobresalían por encima de todo nos detenían a cada minuto como si quisiésemos ver una película de cine en las cumbres.
El Lago Ganesh Kunda fue el siguiente en aparecer, también congeladísimo por supuesto, y es que rondábamos ya los 4500 metros de altitud, ¡que no es ninguna broma!.
Poco después el Lauribina Pass (4640 m) empezaba a vislumbrarse en la lejanía. Seguimos caminando por la nieve fresca recibiendo los cálidos rayos de sol de la mañana. Estaba claro que, como ya iba siendo costumbre, frío no iba a hacer.
¡Ya casi estábamos a punto de cruzar! Tan solo unos cuantos metros más de subida hasta llegar a este paso a 4640 metros de altitud. No fue complicado coronarlo, pero lo mal que habíamos dormido y la dificultad añadida de la altitud nos ralentizó un poco.
Desde el Lauribina Pass pudimos ver lo que nos esperaba. Una bajada continua de casi 900 metros de desnivel, dejando atrás la zona de Gosaikunda y recibiendo la zona de Helambu, última parte del trekking.
Ya no podíamos ver el Gosaikunda. Me dio pena dejar esta zona tan maravillosa con sus vistas de ciencia ficción. Para despedirnos, el vertical Sura Peak (6764 m) nos mostró su mejor cara bajo el intenso cielo azul que había dejado tras de sí la tormenta.
No voy a negar que la bajada se hizo un poco larga y acalorada. Tuvimos la suerte de entrar durante un buen rato en una de esas densísimas nubes que puntualmente hacen acto de presencia todos los días para mitigar un poco la fuerza del sol, porque… ¡menudo achicharre!.
La parada para comer la hicimos en Phedi, a 3770 metros de altitud. El paisaje había cambiado completamente, parecía casi hasta Pirenaico. La nieve había quedado atrás y empezaban os intensos verdes y marrones que creo van a caracterizar los próximos 4 días de trekking hasta Sundarijal.
Yo creía que iba a ser todo descenso desde el Lauribina Pass, pero estaba muy equivocado… La ruta siguió bajando después de Phedi pero llegó un momento en el que se transformó en una continua montaña rusa de subida y bajada durante casi dos horas. Mi cerebro no tenía planificada tanta subida hoy. No puedo describir la felicidad que sentí al ver en la lejanía Ghopte… ¡Ya no quedaba nada!.
Hoy ademas tuvimos un nuevo fichaje al mini-equipo. A falta de nombre, decidí llamarlo Johnny. Este simpático (y muy limpio) perro nos siguió desde Gosaikunda hasta Ghopte (probablemente porque le di una galleta) sin despegarse de nuestro lado en ningún momento.
Nadie sabe de quién es, así que por ahora lo hemos adoptado y veremos si decide continuar con nosotros en la parte de Helambu. Le hemos dado cobijo en nuestra lodge porque, un día más, a media tarde ha estallado una tormenta maja (aunque en este caso de lluvia, no de nieve).
Tan solo ya cuatro días por delante. He perdido totalmente la noción del tiempo y de la civilización, que es justo lo que venía buscando al Himalaya. En ningún momento soy consciente ni del día que es, ni de cuánto llevamos en la montaña ni de cuánto nos queda. ¡Desconexión total y contacto real con la naturaleza más pura!
Creo que es una sensación que todo el mundo debería probar al menos una vez en la vida.
Día 10: Ghopte (3420 m) – Kutumsang (2480 m)
- Distancia: 15,5 kilómetros
- Desnivel: +600 m / -1500 m
- Altitudes Mínima y Máxima : 2480 m / 3640 m
- Tiempo Efectivo Caminando: 4h 15min
Posiblemente esta última noche haya superado a la anterior en gelidez. Las “ventanas” de esta lodge de Ghopte a medio hacer eran agujeros en la pared de piedra recubiertos con plástico con algún que otro agujero. Y claro, si la temperatura baja de cero… pues un frío de tres pares de narices.
Aún así conseguí descansar bien, con varias capas de ropa como una cebolla y un par de potentes mantas de las que tienen en estos asentamientos de montaña. Pero que conste que iba a tomar chapati con mermelada de desayuno y uno pudo ser… ¡la mermelada estaba congelada!
Siguiendo nuestro horario habitual, iniciamos la ruta del día preparados para una continua montaña rusa con un nada despreciable desnivel vertical. Por décimo día consecutivo (esto sí que es suerte) la mañana estaba preciosa en los bonitos bosques de Helambu.
No tardamos demasiado en llegar al Thadepati Pass (3640 m), el punto más alto de todo lo que nos queda de trekking y que nos permitió ver lo que dejábamos atrás, y también lo que se avecinaba: un continuo descenso con algún que otro repecho de remontada hacia arriba hasta llegar al poblado de Kutumsang.
Durante las siguientes horas atravesamos profundos y frondosos bosques húmedos en el más absoluto de los silencios, acompañados por nuestro fiel Johnny.
Al llegar a Kutumsang empezó a llover un poco. ¡Nos libramos por los pelos! Una vez más no había posibilidad de ducha de ningún tipo (¡la última vez había sido en Thulo Syaphru hacía 4 días!) así que decidí por mi bien y el de la humanidad en general darme una “bucket shower”, que no es otra cosa que un cubo de agua calentada en una macro-tetera al fuego y una jarrita para ir limpiándose poco a poco.
Nunca una “ducha” me había sentado tan bien…
Mientras cenábamos Akbar me dijo que teníamos que adelantar la llegada a Kathmandu un día porque le acababan de avisar que tenía que entregar los papeles para unos exámenes… con lo que al final me quedo sin ese día que ya nos comimos nada más empezar.
Se ofreció a llevarme en moto desde Kathmandu a Nagarkot (donde tenía pensado ir un par de días de relax antes de dejar Nepal) y allí dejarme pagadas las comidas de un día entero, lo que me pareció muy bien.
¡Solo dos días más y se acaba el trekking! Realmente el tiempo ha pasado volando entre montañas…
Que pasada!!
María.
Me gustaLe gusta a 1 persona