Tras la sobreexcitación continua de Yogyakarta, decidí relajarme dos días en Cemoro Lawang para conocer a fondo el Parque del volcán Bromo. Os propongo una ruta visual llena de sensaciones.

Desde Yogyakarta hasta Cemoro Lawang

Las dos chicas belgas (Alice y Veronique) y yo nos pusimos de acuerdo para hacer juntos parte del camino hacia la costa este de Java. Ellas quieren hacer la ruta parar ver el amanecer en Kawah Ijen y yo quiero hacer la ruta para verlo en el volcán Bromo. Inicialmente tenía pensado hacer las dos, pero después de leer algunos comentarios sobre cómo está organizada la de Ijen y de lo que realmente se ve, decidí sobre la marcha ir únicamente a Bromo y así ganar un día extra para Bali y/o Lombok.

Rizki, nuestro couchsurfer de Yogya, nos ayudó a encontrar autobús a Probolinggo ya que, por supuesto, todos los trenes seguían “habis” por doquier (completos). El autobús nocturno salía a las 7 de la tarde y llegaba a Probolinggo a las… ¿ah? No se sabe, sobre la marcha y sin estrés, como la filosofía del país.

El trayecto es de unos 300 km así que yo calculé unas 10 horas. El problema principal era que los billetes no se pueden reservar, se pagan directamente en el autobús, con lo que nos recomendaron estar en la estación al menos dos horas y media antes de la salida. El caos que es la estación era de esperar. Tuvimos que pagar (sí sí, pagar) 500 IDR (0,04 €) por entrar a la estación. Allí, en medio de alguna gallina que andaba suelta a sus anchas, conseguimos encontrar el sitio donde pararía el autobús.

Llegó a las 17.30, una hora y media antes de la salida, y empezó a subir la gente. Cuando se llenó (a las 18.00, una hora antes de la oficial de salida) el conductor arrancó y se fue… Muy curioso esto de los transportes en indonesia. ¡Cada día una sorpresa nueva! El bus iba lleno, con una pantalla bastante grande en la que ponían videoclips indonesios baratos, puro estilo La Tigresa del Oriente. ¡Un viaje surrealista como todos aquí! El trayecto, de finalmente 13 horas, nos costó a cada uno 130.000 IDR (9 €).

Para continuar, mis compañeras belgas habían comprado por internet un billete para el tren nocturno de Probbolingo a Banwgynyangi. Yo reservé el mismo tren para el día siguiente para poder ver el amanecer en Bromo. Como quería relax y no romperme la cabeza, conseguí negociar en la miniagencia que hay en la parada de los minibuses un paquete que incluía traslado a Cemoro Lawang en moto (45 minutos, en minibus público son más de 2 horas), entrada al parque para dos días, hotel con desayuno y traslado al día siguiente por la tarde desde el pueblo a la estación de tren de Probolinggo. Todo por 750.000 IDR (55 €).

Parque Nacional Bromo-Tengger-Semeru

Nada más llegar a Cemoro Lawang (1500 m de altitud) dejé las cosas en el hotel y la moto-taxi me dejó en la entrada del parque a las 10 de la mañana. Mi objetivo era subir al cráter del volcán, que además estaba algo activo esos días. Me puse el mp3 con el disco The Songs of Distant Earth de Mike Oldfield, ideal para este tipo de paisajes evocadores extraterrestres, y empecé a caminar.

No voy a negar que nada más ver lo que tenía delante me cayeron las lágrimas. Todo el tute había valido la pena ya sólo por ese primer momento en el que vi a Gunung Bromo humeando junto a Gunung Batok. El espectáculo era único.

Después de atravesar Laotian Pasir (Mar de Arena) llegué a la base de Gunung Bromo. Me esperaba mucha más gente la verdad. La ascensión tiene su aquel por el calor y la arena, pero no es muy dura.

Al terminar los más de 250 escalones finales de la subida, estaba ante la majestuosidad del cráter. un poco alrededor del cráter se consiguen unas magníficas vistas del cráter, de Gunung Batok y del Laotian Pasir.

Tras relajarme un buen rato en la cima, deshice el camino entero hasta Cemoro Lawang y de ahí caminé 5 km a mi hotel, Yoschi’s Hotel, donde tuve la primera ducha caliente en más de una semana (mo-men-ta-zo). El resto de la tarde lo dediqué a relajarme, escribir y descansa. El hotel es muy cómodo, bonito, limpio y la gente súper agradable (¡y la comida buena y barata!)

El pueblo tiene además, como no, gente extremadamente amable y está enclavado entre unas montañas tan espléndidas y las casas tienen tantos colores que me recuerda a la idea que tengo de cómo deben ser los poblados de alta montaña de Nepal. El clima representa todo un respiro, es mucho más templado que las otras zonas de la isla, lo cual agradecí bastante.

Amanecer en el Parque – Mirador de Kingkong

Esta es la actividad estrella de la zona. A las 3.30 am nos recogió un coche a mí y a dos huéspedes más (incluido en el precio que ya había pagado) para llevarnos a uno de los miradores del parque. Aunque era noche cerrada y no se veía absolutamente nada, no me convencía, así que me junté con un chico suizo y su amigo holandés (Luka y Viktor) y empezamos a ascender ladera arriba por un senderillo en medio de la noche con el único apoyo de nuestras linternas frontales.

A lo lejos veíamos la marabunta de coches que llevaban a todo el mundo al mirador más alto, Gunung Penanjakan (2770 m de altitud). Me pareció una idea horrible, había tantos coches que parecían orugas procesionarias intentando llegar a un destino común que iba a estar abarrotado de turistas…

Despues de 40 minutos, en los que sudamos la gota gorda y casi nos da el telele por la hora que era y lo vacíos que estaban nuestros estómagos, a pesar del ambiente fresco que hacía, llegamos al que se conoce como Kingkong Viewing Point (o segundo mirador). Nos pareció perfecto. Parecía que tenía una muy buena visibilidad y muy poca gente (en total no llegamos a ser más de 25).

Poco a poco, el cielo empezó a teñirse de diferentes colores…

… con diferentes tonalidades….

… para así dar paso a la aparición de Gunung Bromo, Gunung Batok y Gunung Semeru al fondo.

A medida que pasaban los minutos iba cambiando poco a poco la iluminación…

El sol empezaba a asomar….

…reflejando los rayos en el humo que expulsaba Gunung Bromo y las laderas de Gunung Batok…

… hasta que se hizo de día por completo.

Sí, esto sí. A esto había venido. Un festival de luces, colores y sensación de armonía con la naturaleza.

Amanecer en el Parque – Mirador de Gunung Penanjakan

Cuando ya habíamos tenido suficiente con la apabullante vista, subimos en moto hasta el mirador “famoso” porque toda la gente que había ido en masa ya estaría volviendo en todos esos 4×4.

Está bien, pero sinceramente, a los tres nos gustó más la vista desde el Kingkong (que además está prácticamente vacío si comparamos).

Así acabó nuestro periplo mañanero (¡y aún eran las 7 de la mañana!)

Mis nuevos compañeros se iban a hacer la ruta del cráter que yo ya había hecho, así que continúe en la moto hasta el hotel (21 km, a lo tonto) por 125.000 IDR (9 €) para descansar, ducharme, comer, planear cosas para Bali… tarde contemplativa.

Además me hice amigo de los de recepción del hotel y se me pasó el tiempo volando mientras hablaba con ellos. Llegaron a ofrecerme una habitación gratis por si quería descansar hasta las 6 pm, que es cuando me recogían para volver a Probolinggo. Poco antes de irme me invitaron a Tape, una especie de miniplato regional que preparan con arroz negro que dejan fermentar durante cuatro días en una bebida alcohólica. Una vez más, me voy plenamente satisfecho en todos los aspectos.

De aquí, tren nocturno a Banyuwangi y por la mañana temprano, ferry a Bali. ¡Cambio de isla y reencuentro con caras conocidas!

Gunung Bromo… ¡toda una experiencia inolvidable!